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Columna
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Por peteneras

Una de las banderas que el PP enarbola es la defensa del Estado en su actual configuración constitucional y la solidaridad entre comunidades. Una bandera que dice enarbolar con carácter exclusivo. Hasta el punto de que introduce constantemente factores de desconfianza en estos temas sobre los demás grupos políticos. Algunos de sus representantes, influenciados por el menospoderoso Aznar, no pierden ocasión para incorporar dudas a la vida política, salvadas, a veces, por pequeños intentos por parte de Rajoy de incorporar moderación y alguna claridad gallega. Por ejemplo, aún no sabemos exactamente si el PP apoya sin tibiezas el a la Constitución o si va a depender de lo que diga la Conferencia Episcopal o de que Fraga use, o no, condón. Una situación en la que se lleva la palma Andalucía. El PP-A, con el seguidista Arenas a la cabeza, viene acusando al presidente de esta comunidad de plegarse a las tesis del catalanismo político económico de Pascual Maragall y de oscuridad con el plan Ibarretxe, en un intento de enseñar una imagen sin personalidad. Sin embargo, puede que sus banderas no sean tales. Que sean símbolos mojados en la saliva del insulto y de la falsedad.

No lo entiendo de otra manera ya que, si hay algo que defina a quien quiere a su Tierra y a los principios que sostiene, es la honradez. Y no se es honrado ni con una ni con otros cuando se despejan estas dudas y el presidente dice lo que dijo este jueves en el Parlamento de Andalucía. Dijo No a cuestiones que afecten a la Caja Única del sistema de Seguridad Socia, No a Ibarrexte, No a la modificación de la financiación autonómica -No al PSC, en este punto- y No, también, a introducir en el artículo 2 de la Constitución otros conceptos que no sean la referencia expresa a las CC AA. En fin, que cuando se habla con esta claridad y el compromiso expresado aporta luz donde unos han provocado sombras, sólo cabe, si se es honrado con las ideas y las banderas que se enarbolan, cambiar de táctica o, cuando menos, callar. Lo que no cabe es -como ha hecho Sanz - salir por peteneras, citando el pensionazo o a Fidel. Si es así, y lo ha sido, a lo peor hay que preguntarse si el interés es otro que el que defienden. No es extraño, pues, que con estos estandartes del PP-A, Rajoy no vea puerta en Andalucía, falle hasta dos penaltis y se le quede corto el gallego.

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