Herminator, el indestructible
Maier rememora en el gigante su hazaña de Nagano 98, y Miller cae sin poder igualar a Sailer
Cambio de hazaña. Se esperaba en el eslalon gigante de Bormio (Italia) un tercer triunfo del hombre récord de esta temporada, Bode Miller, ya ganador del supergigante y del descenso, pero la caída del estadounidense en la primera manga dejó vía libre a la estrella que aún brilla con fuerza, Hermann Maier. El austriaco, con las frías estadísticas en la mano, estará siempre en la gran historia del esquí por sus éxitos. Pero su presencia entre los más grandes, lo que catapultará sus triunfos a la máxima categoría de hazañas, será por un añadido fundamental: Herminator, como se le ha conocido por su potencia, ha superado todos los límites físicos de cualquiera de los más asombrosos esquiadores y será recordado como la mayor fuerza de la naturaleza humana que se ha deslizado sobre esquíes.
A sus 32 años, Maier ganó ayer su primer título mundial de eslalon gigante, su gran asignatura pendiente, tras haberse lesionado seriamente apenas cinco días antes en la tibia izquierda. Rememoró así su hazaña de los Juegos Olímpicos de Nagano 98, cuando ganó el supergigante dos días después de sufrir una caída tremenda en el descenso. Después, aún vencería en el gigante. Sólo su complexión fuera de serie y la fortuna, le permitieron salir sin graves daños tras volar como una marioneta y golpear hasta cuatro veces en la nieve antes de quedar enredado en las segundas vallas de protección, 100 metros más allá. Y únicamente por su físico y por su enorme fuerza mental pudo superar el que sería su peor momento, el accidente de moto del 24 de agosto de 2001, que estuvo a punto de costarle la amputación de la pierna derecha. La salvó gracias a una reconstrucción de sus huesos con varillas metálicas y el 21 de diciembre de ese año se calzó de nuevo las tablas. Casi nadie esperaba su recuperación y menos aún cuando volvió a lesionarse en la pretemporada siguiente, en agosto de 2002, en Portillo (Chile). El indestructible Maier, que debió usar unas botas especiales -esta temporada las ha vuelto a cambiar- regresó el 14 de enero de 2003, ya con la campaña mediada. No se clasificó para la final del gigante de Adelboden (Suiza), pero 13 días después asombró al vencer en el supergigante de Kitzbühel (Austria). Volvía a la élite. Múltiple ganador de la Copa del Mundo absoluta en 1998, 2000 y 2001, se llevó de nuevo el Globo de cristal en 2004. También ha vencido en cinco copas parciales de supergigante, tres de gigante y dos de descenso.
Maier ya había sido campeón del mundo de supergigante y descenso en 1999. Él mismo reconoció ayer: "Me debe pasar algo antes para ganar", en alusión a su caída el sábado, en el entrenamiento del descenso, donde únicamente fue 17º. Esta temporada, en la que va tercero de la Copa del Mundo, había subido sólo una vez a lo más alto del podio, en su supergigante de Kitzbühel. Ayer, segundo en la primera manga a 60 centésimas del estadounidense Daron Rahlves -tercero al final, superado por el también austriaco Benjamin Raich, ya oro en la combinada-, hizo una segunda fantástica. Y repitió la hazaña.
Maier está entre los más grandes de la historia. En las pruebas de habilidad -eslalones y gigantes-, el sueco Ingemmar Stenmark se llenó de triunfos con el récord de pruebas ganadas en la Copa del Mundo, 86, y años después el italiano Alberto Tomba, que sumó 50, volvió a admirar al añadir su fuerza hercúlea. Marc Girardelli, el austriaco nacionalizado luxemburgués tras enfadarse con su federación, se consagró como el más completo, al brillar también en las pruebas de velocidad. Fue la versión moderna de otro austriaco, Toni Sailer, primer ganador de las tres pruebas olímpicas, las tres únicas existentes entonces, eslalon, gigante y descenso, en los Juegos de Cortina d'Ampezzo 56, y del francés Jean Claude Killy, que repitió la hazaña en los de Grenoble 68. Maier llegó después y ya roza a Tomba, con 48 éxitos en la Copa. Miller, aunque errático en sus explosiones triunfales, parece su solitario sucesor. Aún puede, si gana el eslalon el sábado, igualar a Sailer, el único que también ha vencido en tres pruebas en los Mundiales de 1958. Pero la capacidad física y mental de Herminator aún hace milagros.
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