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Tamayo lamenta la "ignorancia enciclopédica" de las religiones entre sí

"El fundamentalismo es el nuevo fantasma que recorre el mundo", dice el teólogo

"El fundamentalismo es el nuevo fantasma que recorre, ya no sólo Europa, como el comunismo a mediados del siglo XIX, sino el mundo entero. Es una de las más graves amenazas para la convivencia humana y la mayor perversión de las religiones". Lo dice el teólogo Juan José Tamayo en su último libro, Fundamentalismos y diálogo entre religiones. También lamenta la "ignorancia enciclopédica" entre religiones.

No es la primera vez que Tamayo (Amusco, Palencia. 1946) aborda el ser contradictorio, conflictivo e, incluso, peligroso de las religiones, pero ahora lo hace en un libro "minucioso y con gran cantidad de información", en palabras del académico y consejero delegado del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, que participó anoche, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en una densa presentación del último trabajo del teólogo, editado por Trotta. La filósofa del Derecho, María José Fariñas, y el ensayista José Antonio Marina, abundaron en ese diagnóstico.

Sumido todavía en la polémica por las execraciones que el Vaticano alzó contra algunas de sus teorías teológicas, Tamayo aborda en esta ocasión compromisos de envergadura: a) superar el discurso dogmático de no pocas teologías confesionales; b) cuestionar en su raíz las prácticas fundamentalistas de las religiones; c) proponer una teología intercultural e interreligiosa de la liberación, d) llegar a unos mínimos éticos de todas las religiones.

El fundamentalismo es un fenómeno inicialmente religioso, que se produce en sistemas rígidos de creencias, y de manera especial en las religiones monoteístas, pero ahora ha entrado de lleno en esfera social y en en el combate político, aliándose con el neoconservadurismo. Algunos datos del libro de Tamayo lo subrayan: el 48% de los norteamericanos considera el evolucionismo una herejía; el 68% dice creer en el diablo, más aún, afirma verlo o haberlo visto, y el 63% está a gusto cuando oye a los políticos hablar de su fe. "Ironías de la historia, hoy el término fundamentalismo se asocia miméticamente y de manera instintiva al islam", ironizó Tamayo.

"Lo más preocupante del fundamentalismo, amén de su carácter violento, es que está instalado en las cúpulas de las religiones, de la economía y de la política", añadió después de definir los diferentes fundamentalismos: el político, "que es la religión del Imperio, éste como Absoluto"; el fundamentalismo económico: la religión del Mercado, y el cultural: la cultura occidental considerada superior. También aludió al fundamentalismo democrático -la absolutización e imposición, incluso violenta, de un determinado modelo de democracia-, tomando como ejemplo un reciente libro de Cebrián.

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