Los funcionarios alemanes pactan cobrar según la productividad

Tres días de negociación maratoniana concluyeron ayer con el cierre de un acuerdo entre los trabajadores de la Administración pública y el Gobierno alemán que permitirá que su remuneración dependa de la productividad y su jornada laboral sea más flexible.

El 8% del sueldo de los funcionarios y contratados del Gobierno federal y los ayuntamientos -alrededor de dos millones de trabajadores- estará ligado al resultado del trabajo realizado. "Tras dos años de largas, intensivas pero constructivas negociaciones, hoy [por ayer] hemos podido llegar a un resultado positivo", anunció el ministro del Interior, Otto Schil. El convenio no afecta a la plantilla de los Estados federados, que tienen que decidir si lo adoptan.

El acuerdo negociado esta semana en Potsdam, al suroeste de Berlín, sienta las bases de un convenio colectivo que no había sufrido alteraciones desde hacía 40 años. El compromiso fue aprobado por una gran mayoría de los delegados del sindicato del sector público, cuyo presidente, Frank Bsirske, se mostró muy satisfecho.

El objeto de la negociación no era un aumento salarial, "sino deshacernos de un convenio anticuado", según Schily, y modernizarlo para hacerlo más flexible y orientado a la productividad. El nuevo acuerdo marco, que tendrá una vigencia de 35 meses a partir del 1 de octubre, elimina las diferencias de estatus entre funcionarios y personal contratado.

También pasan a la historia para los empleados del Gobierno las diferencias en la semana laboral entre el este y el oeste del país, unificándose en 39 horas -para la antigua RDA una hora menos y para los viejos estados federados media hora más que hasta ahora- que, a su vez, permitirán una mayor flexibilidad en las jornadas según las necesidades y el volumen de trabajo. En los ayuntamientos, se espera que el número de horas se acerque a las 40.