España hace los deberes

En un duelo con cierto aire carnavalesco y frente a un equipo de solteros y casados, España hizo los deberes, se sacudió sin aspavientos a la débil selección de San Marino y festejó el estreno de De la Peña, rescatado por fin para la selección. De entrada, lo único que suscitaba algún interés era la cuenta goleadora y el bautizo del jugador del Espanyol. Por supuesto que el rondito frente a San Marino -la 165ª selección del planeta y la peor de Europa- no sirve de termómetro, pero lo Pelat no defraudó. Al contrario. Él puso todo el picante de la noche y tiró de su mejor repertorio de pases. La versión actual de Iván no es idéntica a la de aquel calvo voluntario que saltó a la pasarela hace una década. Hoy es un futbolista más activo, más enchufado al juego colectivo. Desde luego que no es un medio tapón, ni lo será jamás; eso es cuestión de otros con más pierna y menos luces, pero ha aprendido a ocupar mejor los espacios. No se aísla, como antaño, a la espera de trenzar la jugada del siglo. Ahora es más paciente. Y, lo más interesante, ha cambiado el compás. Entronizado como un ejecutor magnífico del pase centrado, ahora ha descubierto que hay otras suertes, como echar un vistazo a las bandas y tejer el juego por las orillas para abrir las defensas. Ante San Marino, pese a que Luis le colocó muy retrasado, lo hizo con la precisión que le caracteriza. El primero en agradecerlo fue Joaquín, que martirizó al muñeco sanmarinés que le padeció como lateral. El sevillano abrió la costura de San Marino y, sin demasiado trajín, España inició la cuenta.

Como suele ocurrir con equipos tan anémicos como el rival español de anoche, el primer gol les deja en tanga. Se les abre el océano y sólo les queda restar minutos y sumar goles -antes de su turístico viaje a Almería, en 60 partidos oficiales habían recibido una media de 4,3 por asalto-. El resto es cosa del pez grande, de su voluntad y acierto con la diana. La selección le puso cierto empeño. Los futbolistas saben que en ese tipo de ferias hay barra libre. Los contrarios son un chollo y, al menos, los chicos de San Marino, juegan sin tacos, con lo que nadie se lleva un rasguño. En tales circunstancias, España apretó lo justo para convertir la trinchera rival en una escombrera. Las arrancadas de Joaquín y los movimientos laterales de Torres y Raúl -y más tarde Villa- eran suficientes. Del envío se encargaban Xavi y De la Peña, que pasaron la noche sin que nadie les esposara. Espeso Luque por el costado izquierdo, Joaquín hizo de abrelatas. Sin embargo, como ya le ha ocurrido en muchas ocasiones, el bético es inconstante. Incluso con todo a su favor, en días como ayer en que se eleva por encima de casi todos, Joaquín pasa más tiempo de la cuenta fuera de escena.

En el lado contrario, por la ribera izquierda, la selección empieza a recibir mejores noticias. Hace tiempo que el equipo mantiene un casting permanente para encontrar un lateral zurdo. Desde Sergi, nadie ha tenido el puesto fijo. Romero, Raúl Bravo, Capdevila y hasta el diestro Puyol han desfilado sin éxito por esa zona. Ahora es el turno de Del Horno, que apunta algo más que sus predecesores. Juega un tanto alborotado, pero tiene gasolina, una zurda de plomo y es poderoso por alto. Además, pocos defensas en España tienen más gol. Con el de ayer ya tiene dos en la mochila y no serán los únicos. Tiene valor y embiste con un valor encomiable en las jugadas a balón parado. Si se templa a la hora de defender -en un partido tan blando soltó un codazo sin venir a cuento-, Luis habrá resuelto un viejo jeroglífico de la selección. No se trata de un futbolista de etiqueta y le cuesta enroscar la pelota, pero es el alumno más fiable para un puesto tan hueco, tan barato por la falta de competencia.

También Villa dejó una huella interesante. No tuvo acierto ante la portería del sofocado Gasperoni, pero es un delantero de cuerpo entero. Es pillo, incordión y rápido. Siempre se ofrece y sabe desmarcarse en diagonal sin perder nunca de vista la red enemiga. Junto a Torres, en la segunda mitad, mezcló a la perfección y en la actualidad tan sólo una nueva remontada de Morientes parece poder discutirle como relevo de Raúl y la joya del Manzanares, que anoche celebró su segundo tanto con la nacional a la tercera ocasión que tuvo. Era un día propicio, sin duda, pero tras sus pifias ante el Real Madrid en Liga, Torres necesitaba golear de nuevo, aunque fuera tras malograr algunos remates aparentemente sencillos. Otra señal para Luis, que aún anda en busca de su molde definitivo. En Belgrado, el próximo 30 de marzo, necesitará un armazón. Entonces España tendrá que jugar un partido con hueso, nada de romerías como la de anoche en el Mediterráneo.