Colegio con problemas

En pleno siglo XXI, en el que los avances científicos se suceden continuamente, en el que las nuevas tecnologías de la comunicación y la información adquieren una importancia capital, persisten situaciones que no pueden ser calificadas más que de tercermundistas.

En nuestro Centro I.E.S. Andrés Pérez Serrano, de Cortes de la Frontera, con un edificio recién construido, en el que nos obligaron a trasladarnos a principios de septiembre, no existen entre otras: conexión a la red eléctrica, teléfono ni acceso a internet. Además la calidad de terminación y acabado deja muchísimo que desear (ausencia de persianas, humedades, un solo servicio para los adultos alejado de las aulas y departamentos, ventanas no adecuadas y peligrosas, suelo de cemento en el gimnasio que provoca reacciones alérgicas en los alumnos, escombreras en las zonas dedicadas a jardines, falta de aulas y espacios para módulos de ciclos formativos y desperfectos innumerables... ) carencias ya denunciadas a principios de curso por parte de los padres de alumnos, sin que hasta la fecha se hayan solucionado.

Las consecuencias que de todo tipo se derivan son innumerables: irregular funcionamiento de la calefacción, imposibilidad de hacer uso de internet por parte de alumnos y profesores a los que lo de la "segunda modernización" les suena a falsa promesa.

Los intentos de resolver la problemática han originado nuevas complicaciones. La adquisición de tarjetas prepago para la telefonía móvil o el alquiler de un grupo electrógeno, conllevan un aumento de los gastos que se detraen de los de funcionamiento normales. ¿Quién o quiénes son responsables de esta situación?, ¿a qué se debe que una obra recién acabada tenga tantas deficiencias? Si esto sucediera en otra zona más cercana a la capital, o con mayor población, ¿duraría tanto tiempo? Tenemos la sensación amarga de que existen alumnos y profesores de diferentes clases, ¿no existe un agravio comparativo por vivir donde vivimos.