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Reportaje:Signos

Raíces arrabaleras, acento andaluz

Carmen de la Jara pone voz jonda a los tangos de Gardel y Piazzolla

La extensa familia del cante gaditano tiene en Carmen de la Jara un caso singular. Voz de raíces ortodoxas, sin alardes apabullantes ni carencias significativas, De la Jara ha mostrado a lo largo de su carrera una versatilidad y un afán buscador poco comunes. En su último trabajo discográfico, Gardel & Piazzolla Inmortales (editado por La Voz del Sur), la cantaora rinde homenaje a dos genios del tango argentino, a los que aporta su indisimulable dicción andaluza y flamenca. El próximo 11 de marzo ofrecerá su repertorio en el Gran Teatro Falla de Cádiz.

Ya en su anterior álbum, Café de Levante, Carmen de la Jara había conseguido meter Caminito por bulerías y hacer una curiosa versión de La Cumparsita. "Fue la primera vez que ensayamos una fusión de tango argentino y flamenco, pero advertimos que no todos entraban por los palos habituales. Entonces decidimos probar a buscar una fórmula que no se ciñera estrictamente a lo jondo ni a lo porteño", recuerda la gaditana. Empezó así a trabajar con un grupo argentino afincado en España, Generación Tango, encabezado por los jóvenes Daniela García y Diego Gaitán. "Me dijeron que cantara los tangos como yo los sintiera, a mi aire, a mi modo. Luego fueron trabajando los arreglos uno a uno", añade Carmen de la Jara.

Gardel & Piazzolla Inmortales recoge así algunas de las más celebradas divisas de la música argentina, como Madreselva, Por una cabeza, A media luz, Verano Porteño o Taconeando. "La primera versión que hicimos de La Cumparsita no nos convenció demasiado. Había que trabajar para no aflamencarla tanto, no hacer demasiados giros de voz ni caracoleos. Casi todos los tangos hubo también que ralentizarlos, a fin de darles más sentimiento", apunta Carmen de la Jara.

Perteneciente a una estirpe de flamencos entre cuyos ancestros se encuentra el cantaor Niño de la Alegría, Carmen de la Jara canta desde que tiene uso de razón. Comenzó a destacar en el gaditano Barrio de la Viña cuando apenas era una escolar: "De chiquitilla cantaba saetas, que en mi casa gustaban mucho. Empecé a ser conocida como saetera y a ganar concursos. Pero siempre he sido muy inquieta, quise aprenderme todas las gamas y cualquier cosa que me interesaba la estudiaba a conciencia. Me apliqué con todos los cantes de Cádiz, el estilo de La Perla, Manolo Vargas, Pericón, El Mellizo...", asegura.

Aires musicales porteños

Ya en aquellos años iniciáticos, Carmen de la Jara empezó a convivir con los aires musicales porteños. "Mi madre era fan de Gardel y en casa sonaba constantemente por la radio, lo mismo que la copla, el bolero cubano, músicas de toda la vida", evoca. Un poco hastiada de la ortodoxia flamenca, Carmen de la Jara quiso explorar sus posibilidades en el género clásico. La Orquesta Manuel de Falla buscaba una voz para su versión de El amor brujo y contaron con ella.

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Pero sin duda una de sus adaptaciones más audaces y logradas fue la de los poemas flamencos de Fernando Quiñones, que quedaron plasmados en el disco Arco del Pay Pay. "Yo a Fernando lo conocía de siempre, lo veía por televisión, me lo encontraba en La Caleta... Nos sentábamos en La Marina a tomar café e íbamos trabajando sus poemas. Recuerdo que me decía que eran letras muy contestatarias, de la Transición, pero creía que algo podría servir. También estaba emperrado en que cogiera boleros, música popular española, cosas de Albéniz, de Granados. 'Tú te puedes meter en esas cosas, eres una mezzosoprano flamenca', me decía", recuerda.

Aunque Carmen de la Jara asegura que su disco ha gustado entre el público argentino, aún no ha podido mostrarlo en directo al otro lado del Atlántico. "Cuesta mucho llevar el espectáculo completo y hay poco dinero, aunque estamos en conversaciones con la cónsul a ver qué se puede hacer", explica. En cuanto a sus proyectos de futuro, afirma que tiene firmados dos discos más con el sello La Voz del Sur. "Hay posibilidad de grabar más tangos, porque el proyecto está funcionando y quedan aún muchas piezas interesantes. También querría hacer otro disco de flamenco. Pero igual mañana me levanto y me dan ganas de hacer otra cosa. Adoro inventar, experimentar y asumir retos", concluye la cantaora.

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