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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Ernst Mayr, 'el Darwin del siglo XX'

Javier Sampedro

Una de las críticas científicas más habituales contra Darwin es que, pese a haber titulado su obra capital El origen de las especies, no pudo aclarar cómo se originan las especies, precisamente. Si el mérito de haber resuelto esa omisión darwiniana pudiera adjudicarse a un solo científico, ése sería Ernst Mayr, el más prestigioso biólogo evolutivo de las últimas siete décadas, o el Darwin del siglo XX, según un apodo extendido entre sus colegas de la Universidad de Harvard.

Mayr murió el pasado 3 de febrero en la residencia de ancianos de Bedford (Massachusetts), que le acogía desde 1997. Tenía 100 años.

Nació en 1904 en Kempten (Alemania) y, siguiendo una persistente tradición familiar, se licenció en Medicina en 1925. Pero no tardó mucho en arrepentirse. "Yo sentía curiosidad por los lugares lejanos, y me di cuenta de que un médico no tenía muchas oportunidades de viajar", confesó mucho después.

De modo que se doctoró en Zoología a una velocidad récord y se alistó en una expedición organizada por lord Rothschild, el millonario apasionado por la naturaleza, para recolectar pájaros en Nueva Guinea y las Islas Salomón.

La expedición duró dos años y medio, tiempo suficiente para que aquel desertor de la medicina recolectara más de 3.000 pájaros y, tras un minucioso análisis de las diferencias que mostraban entre unas y otras islas, se convenciera de que la clave del origen de las especies estaba en el aislamiento geográfico.

Cuando una población queda aislada por cualquier barrera geográfica, y por tanto pierde la posibilidad de intercambiar genes con el resto de la especie, va acumulando cambios lenta pero inexorablemente. La barrera geográfica puede desaparecer después, pero para entonces la población es lo bastante distinta de sus antiguos congéneres como para no poder cruzarse con ellos.

Esta idea, bautizada por Mayr "especiación alopátrica", sigue siendo hoy el mecanismo más aceptado para el nacimiento de una nueva especie.Mayr desarrolló estos principios en su libro de 1942 La sistemática y el origen de las especies, uno de los pilares de la llamada teoría sintética, que al combinar el darwinismo con la genética -una ciencia que Charles Darwin no pudo llegar a conocer- se convirtió en el marco estándar de la biología evolutiva.

Mayr también consolidó la definición de especie más sólida con la que cuenta la biología contemporánea: dos individuos pertenecen a la misma especie si pueden producir descendencia fértil. Los caballos y los burros, por ejemplo, son especies distintas pese a que pueden reproducirse entre sí, porque las crías (las mulas) son estériles, y por tanto, no hay flujo de genes entre los caballos y los burros.

Cuando se jubiló en 1975 había publicado 400 artículos científicos. Pero después de jubilarse publicó otros 200. En total describió 24 nuevas especies de pájaros y 400 subespecies, un récord difícil de igualar.

Aún más apabullante resulta la originalidad de sus propuestas teóricas y la energía intelectual con que las impulsó entre sus colegas. No siempre con éxito: su teoría de la "revolución genética", que ofrecía un mecanismo para la generación rápida de nuevas especies, irritó a la mayor parte de los darwinistas ortodoxos, que siempre han desconfiado de las brusquedades evolutivas.

Pero, curiosamente, ésa era precisamente la idea de la que Mayr se declaraba más orgulloso. El tiempo dirá si, también en esto, el Darwin del siglo XX tenía razón.

Ernst Mayr.
Ernst Mayr.ASSOCIATED PRESS

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