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Reportaje:

Los ex comunistas italianos aceleran su 'viaje al centro'

La izquierda cambia para ser una alternativa real a Berlusconi en las elecciones de 2006

Enric González

Los Demócratas de Izquierda (DS), antiguo Partido Comunista Italiano, se llaman también desde este fin de semana Partido de los Socialistas Europeos. Y se declaran dispuestos a disolverse en una Federación del Olivo, presidida por Romano Prodi, y después, en un partido reformista que aglutine a toda la izquierda salvo la más extrema. El viaje al centro pilotado por el secretario general, Piero Fassino, ha sido refrendado por la militancia en un congreso celebrado en Roma.

Lo que fue el PCI sigue siendo el mayor partido de Italia, con más de medio millón de afiliados y presencia en todos los rincones del país. Asume, por otra parte, la responsabilidad de constituir el único apoyo realmente sólido con que cuenta Romano Prodi, candidato oficioso del centroizquierda en las elecciones generales de 2006. Resulta paradójico que Prodi, un católico de raíces democristianas identificado con el grupo centrista La Margarita, disponga de un respaldo más fiable entre los ex comunistas que entre los suyos.

El centroizquierda sigue sin programa y sin una mínima articulación interna

El problema de la oposición a Silvio Berlusconi es doble y se halla en ambos flancos del flamante Partido de los Socialistas Europeos: de un lado, La Margarita, que mantiene en su código genético la ambición de recrear un polo democristiano independiente con vocación de partido bisagra y, por tanto, no siente entusiasmo alguno por un proceso de unificación de los grupos más o menos progresistas; del otro lado, Refundación Comunista y otros grupos radicales de vocación opositora, más interesados en galvanizar a los suyos con consignas maximalistas que en contribuir a formar una alternativa de gobierno.

El centroizquierda sigue sin programa y sin una mínima articulación interna. Al margen de la cuestión fiscal (unos piden más impuestos, otros menos) y leyes como la del aborto y la reproducción asistida (que enfrentan a católicos y laicistas), Irak es desde hace muchos meses el factor de divergencia más obvio y más dañino para las aspiraciones de victoria en 2006. El secretario general del DS-PSE, Piero Fassino, hizo una exhibición de honestidad al reconocer ante el congreso que la izquierda debía sentirse en falso "por no haber hecho nunca nada para acabar con Sadam Husein", y que el rechazo a la invasión, aunque plenamente justificado, debía dar paso a una actitud más constructiva. "Los auténticos resistentes iraquíes son esos ocho millones de personas que acudieron a votar", proclamó.

Para mal de Prodi, Fassino y demás "reformistas", la brecha de la izquierda volverá a ponerse de manifiesto en breve, con ocasión de la sesión parlamentaria en que el Gobierno pedirá nuevos fondos para financiar la misión militar en Irak. Refundación Comunista (cuyo líder, Fausto Bertinotti, es el único rival dispuesto a enfrentarse a Prodi en unas hipotéticas primarias) sigue exigiendo la retirada de las tropas, algo que ahora el DS, La Margarita y el propio Prodi consideran imprudente.

Dentro del giro reformista, Fassino enarboló el sábado un recuerdo que hasta hace poco habría provocado abucheos entre los militantes: el del líder socialista Bettino Craxi, jefe de Gobierno a caballo entre los ochenta y los noventa, procesado por corrupción y fallecido como exiliado en Túnez en 2000. A los cinco años de la muerte de Craxi, su rehabilitación avanza a pasos vertiginosos y ambos bandos tratan de apropiarse la herencia del "gran modernizador".

Silvio Berlusconi, que fue su amigo y financiador, y que acoge en su coalición lo que hoy se llama Nuevo Partido Socialista, le homenajea continuamente. Los ex comunistas no quieren quedarse atrás, y además de considerar a Craxi "un pariente ideológico", han decidido llamarse "socialistas". Uno de los impulsores de la nueva denominación, Valdo Spini, que fue vicesecretario nacional del viejo PSI e ingresó en el DS tras la disolución del partido craxiano, explicó, sin embargo, que la apuesta por los términos "socialismo" y "socialdemocracia" tenía mucho que ver con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. "Cuando piensan en socialismo, los jóvenes no se acuerdan de Craxi, sino de las esperanzas despertadas por Zapatero", declaró Spini.

Fassino reclamó igualmente para la izquierda palabras que, como "patria" y "nación", han sido consideradas por décadas patrimonio de la derecha. "Somos una izquierda", dijo, "que no siente miedo ante la palabra patria, porque esta patria contribuimos a liberarla nosotros". Para Berlusconi, que intentó "reventar" el congreso del DS-PSE convocando simultáneamente un acto de Forza Italia en el que realizó sus habituales exorcismos contra "el comunismo" y "el mal", Fassino tuvo apenas unas palabras: "Italia es grande, sólo es pequeño quien la dirige".

Piero Fassino habla en el congreso de la izquierda italiana.
Piero Fassino habla en el congreso de la izquierda italiana.ASSOCIATED PRESS

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