Maragall compara los daños causados por los socavones con los del chapapote del 'Prestige'
Los geólogos y la Generalitat se cruzan acusaciones sobre la existencia de estudios del subsuelo
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, se presentó ayer por sorpresa en el barrio barcelonés del Carmel para comprometerse con los vecinos a realizar una "inversión excepcional", con fondos europeos y de los Gobiernos central, autónomo y local. En su visita al barrio, Maragall comparó la situación con la que provocó en Galicia el chapapote del Prestige. Mientras, la polémica continúa: el Colegio de Geólogos de Cataluña aseguró anoche que nunca se hicieron estudios geológicos específicos sobre la zona del túnel del Carmel. La Generalitat lo niega.
La visita de Maragall, bajo una incesante lluvia, comenzó en el centro especial de operaciones que las Administraciones han instalado en el barrio para hacer frente a la situación de emergencia que vive el barrio a raíz de que los socavones provocados por las obras del metro obligaran a desalojar de sus casas a 1.054 vecinos. El paseo posterior se prolongó casi dos horas. Maragall, junto al alcalde de Barcelona, Joan Clos, visitaron la zona cero y aprovecharon el momento de lluvia más intensa para entrar en la oficina donde se atienden las peticiones de los afectados.
Allí escucharon de los vecinos duros reproches, como los de una vecina que les acusó de preocuparse sólo de visitar el barrio en campaña electoral. "Este barrio ha sufrido una desgracia muy grande", le respondió Maragall cuando la enérgica mujer le dejó responder. "Tan grande como el chapapote en Galicia; pero no en el mar, sino en la tierra", añadió. Luego prometió volver a reunirse con la mujer en un año, para evaluar las mejoras.
Las palabras de Maragall fueron utilizadas por el PP. Su portavoz, Daniel Sirera, recordó que los socialistas pidieron la dimisión del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, por el Prestige. El portavoz de CiU, Felip Puig, acusó al Gobierno catalán de oportunismo por mezclar el anuncio de la rehabilitación del barrio con las reformas forzadas por los derribos tras los hundimientos.
Ayer prosiguió el goteo de vecinos que visitan sus casas y recogen pertenencias con el temor de que se produzcan nuevos socavones. La mayoría acogió con escepticismo el anuncio del Gobierno catalán de aplicar un plan de rehabilitación. Durante el fin de semana, el Ayuntamiento ha alojado en hoteles de la ciudad a 57 vecinos que desde el hundimiento del 27 de enero habían permanecido en casa de familiares, con lo que se unen a los más de 700 ya instalados en ellos.
Por otra parte, el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ofició una misa en el hogar de jubilados de la calle de Tolrà, local alternativo a la parroquia de Santa Teresa, que se halla dentro del perímetro de seguridad.
Poco después de que Maragall dejara el barrio del Carmel, empezó el sellado del túnel de donde se produjeron los hundimientos, proceso que se prolongará unas tres semanas. Está previsto inyectar hormigón desde el subsuelo y más adelante, cuando esta fase concluya, se introducirá a través de aberturas desde la superficie. La zona del túnel que será sellada tiene una longitud de 130 metros, una anchura de seis y una altura de nueve. Serán necesarios 18.500 metros cúbicos de hormigón para llenarla.
La operación de sellado lleva consigo la polémica. Algunos técnicos creen que el hormigón no es un remedo de la naturaleza. El ex consejero Felip Puig, sin cuestionarla abiertamente, sugirió que se pospusiera hasta disponer del mapa geológico encargado al Instituto Cartográfico y se sumó a la petición el PP.
La controversia aumentó cuando, y tras una junta extraordinaria, el Colegio de Geólogos de Cataluña difundió anoche un comunicado en el que se asegura que la decisión de trasladar el túnel, inicialmente planificado en el barrio de Horta, al Carmel se tomó sin realizar informes geológicos específicos. La Generalitat rechazó la acusación y afirmó que existen informes de las empresas TEC 4 y Geocontrol.
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