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Reportaje:Apuntes

La universidad minimalista

La Ingeniería Textil de la Politécnica, una de las que menos universitarios valencianos reúne, busca soluciones con otros centros

Con los alumnos matriculados este curso en primero se podría formar un equipo de fútbol con sólo un suplente. No obstante, con las doce matrículas registradas este año se ha multiplicado por cuatro la demanda de la anterior convocatoria, cuando sólo tres alumnos se inscribieron en la Ingeniería Técnica Industrial Textil de Alcoi, que se imparte en la Escuela Superior Politécnica Superior.

Este espacio alberga uno de los universos más pequeños del sistema público universitario valenciano, lo más parecido a la universidad minimalista. Pero el Liliput académico lejos de claudicar acomete esfuerzos titánicos. Este curso Alcoi junto con los otros dos únicos centros universitarios españoles que detentan esta ingeniería, Béjar (Universidad de Salamanca) y Terrasa (Universidad Politécnica de Cataluña) han creado una red para fortalecer la titulación y buscar soluciones a la escasa demanda. El primer objetivo del triunvirato es elaborar el Libro Blanco de la ingeniería para adecuarla a Europa.

Según el responsable del departamento de la Ingeniería Textil y Papelera de la Politécnica, Francisco Cases la escasa demanda de esta titulación obedece a dos motivos. El carácter "sectorial" de una ingeniería "multidisciplinar" y la "mala prensa" de la industria textil. "Cuando aflora la crisis del textil la matrícula cae". Sin embargo, insiste en el alto índice de ocupación de unos profesionales que son los titulados más solicitados de la Escuela. Por otra parte, la financiación para la titulación se erige como el principal inconveniente puesto que el número de alumnos es uno de los parámetros para recibir la subvención de la administración.

La enseñanza técnica textil surge en Alcoi, a principio del siglo XIX, a raíz de la industrialización de la ciudad. A lo largo de su historia ha funcionado con varias denominaciones y rango académico, interrumpiendo la docencia por el cólera que azotó a la ciudad en 1834. Desde 1972 la carrera se integra a la entonces recién inaugurada Universidad Politécnica de Valencia.

Algunos de sus antiguos alumnos son ahora profesores, como Pablo Díaz, subdirector del departamento. También recuerda unos tiempos estudiantiles con pocos en clase; ahora opina "que no necesitaría hacer exámenes para evaluar". Aunque políticamente no suene correcto es uno de los puntos positivos de una carrera que permite "retroceder en las explicaciones en cualquier momento".

Carlos Rico cursó tercero el año pasado. Comparte orla y muchas asignaturas con los alumnos de las otras cuatros ingenierías industriales, que se imparten en el centro, del que dependen once titulaciones. Ahora trabaja en AITEX, el Instituto Tecnológico Textil, mientras concluye la carrera. En algunas optativas han llegado a ser ocho alumnos. En su caso conocía el abanico laboral textil puesto que sigue la tradición familiar, pero señala el desconocimiento social: "La gente relaciona el textil con fabricar camisetas. Creamos fibras sintéticas, también producimos los filtros que purifican el aire de las chimeneas y más de un 5% de los componentes de un coche son textiles, además de utilizarse en los trasplantes".

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Su compañera de clase, Lucía Capablanca, que cursó previamente Ingeniería Química, sabía cuánta gente le esperaba antes de entrar. "Ser tan pocos es positivo porque te conocen y se aprende bastante, pero somos menos que en un instituto y si faltas están muy pendientes". También coincide en esto Santiago Varela. Al llegar a la universidad desde la formación profesional se encontró con un concepto de universidad que le recordaba a las clases particulares por su número.

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