"La Constitución defiende nuestro modelo social"
Cándido Méndez compatibiliza desde hace casi dos años su labor al frente de UGT con la presidencia de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), una organización que representa a 76 centrales de 34 países europeos. La misma cumbre que le otorgó la presidencia, en mayo de 2003, ya dedicó un amplio bloque a explicar las ventajas (y también las deficiencias) de la Carta europea que entonces se estaba gestando. Conoce, por tanto, los entresijos de su articulado y los defiende con ardor. "La Constitución es una gran herramienta para la defensa de nuestro modelo social europeo", resume.
El principal logro del texto es, a juicio de Méndez, el refuerzo de la política social. "Define el modelo económico como economía social de mercado. Integra así lo social como un valor que no se puede disociar". Pero el énfasis en ese flanco social reside más en la carta de derechos fundamentales que en el capítulo de políticas de empleo y sociales. Es en esa carta donde se detallan los beneficios fundamentales que los trabajadores obtienen del Tratado europeo. "La Constitución reconoce nuevos derechos. En España, la garantía de vacaciones retribuidas es una disposición legal, no constitucional. Lo mismo ocurre con la conciliación de la vida laboral y familiar. Ambas están en la Constitución europea". Un avance crucial es la protección ante el despido injustificado. "Cualquier trabajador europeo puede invocarlo, por lo que se pone en tela de juicio el despido libre en términos jurídicos". La experiencia demuestra, según Méndez, que en ocasiones apelar al derecho europeo en los tribunales puede dar como resultado sentencias que mejoren la protección nacional.
"No sólo se establece el objetivo del pleno empleo, sino que tiene que ser de calidad"
"No hay avances en armonización fiscal, ni siquiera en la lucha contra el fraude"
Al reconocerse los derechos de información, consulta y negociación colectiva "se está mejorando nuestra correlación como trabajadores y sindicatos frente a la estrategia de las multinacionales", indica el líder de UGT. En la actualidad existen 640 comités de empresa europeos, de momento sólo con facultades de información y consulta. Pero su reflejo en la Constitución le infunde esperanzas de que ese papel se amplíe. "¿Significa eso que de la noche a la mañana vaya a existir un convenio europeo en una empresa? No, pero es la base necesaria para poder plantearlo", reflexiona.
Fuera de los derechos, enunciado como un objetivo de la Unión, figura el pleno empleo, un logro fundamental para Méndez. "Y ya no es sólo el pleno empleo cuantitativo, sino que se especifica que tiene que ser de calidad y en condiciones de igualdad". Esa igualdad ha de garantizarse en varias facetas, entre ellas el sexo y la nacionalidad. Como soporte de esa no discriminación por procedencia, la Constitución reconoce el derecho a quienes residan legalmente en la Unión, comunitarios o no, a recibir prestaciones de seguridad social, "un avance muy importante".
Gran parte del optimismo que emana de estas medidas se frustra al leer el apartado de política social y de empleo que debe establecer la Unión. Frente a las múltiples referencias a la libertad de empresa o al fomento de la competitividad, el apartado laboral resulta exiguo. La principal barrera es que, mientras en política económica y monetaria se generaliza la toma de decisiones por mayoría, las medidas laborales con más impacto (seguridad social, despido, condiciones de trabajo de los inmigrantes...) exigen unanimidad. "Sí, es cierto, si yo comparo el texto constitucional con la posición inicial de los sindicatos europeos tengo que decir que es insuficiente, pero si lo comparo con Niza [el tratado europeo ahora vigente] es mucho mejor".
Méndez reconoce otras deficiencias: "Que no haya ningún avance hacia la armonización fiscal, que se exija unanimidad hasta para luchar contra el fraude. También que los criterios de política monetaria del Banco Central Europeo no incluyan, como sí hace la Reserva Federal estadounidense, referencias al crecimiento económico y al empleo".
Más allá de estas reservas, el líder de UGT se muestra optimista respecto a la fuerza del Tratado contra la fuga de empresas. Al establecer unas condiciones laborales mínimas, las ventajas de costes en los nuevos países de la ampliación serán cada vez menores: "La Constitución marca un antes y un después en estos procesos".
Respecto al éxito del referéndum, Méndez apela al convencimiento europeísta existente en España y resta importancia al desconocimiento del texto. Lo argumenta con esta metáfora: "Es vital como el sistema de circulación de la sangre; es probable que no sepamos su mecanismo, pero de él depende nuestra vida".
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