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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ha muerto un niño

El sábado murió un niño rumano de tan sólo 3 semanas y me pregunto si no somos responsables de ese hecho.

Se llamaba Pablo, era una criatura preciosa y pienso en la cantidad de pequeños que siguen pasando frío en la calle, y que a esta sociedad parece no importarle. No entiendo de política, ni de estructuras ni de economía, solo se que una madre llora por su hijo, y que este se fue de sus brazos una mañana, en un país que no es el suyo, en un lugar extraño y donde su raza no es bien recibida.

Siento la impotencia de no saber que hacer. Y mi bloqueo me impide seguir, solo pienso en cual seria la reacción, si ese hijo, fuera nuestro.

No entro en política, pero si tengo el derecho a expresar mi descontento, porque tengo rabia. Siento en el alma una gran tristeza, y me cuestiono hasta que punto llegamos a considerarnos humanos.

La solución no la tengo, pero sé que el Gobierno tiene miedo al "efecto llamada", y pregunto: ¿no es más llamada seguir sin escuchar, sin mirar, sin hacer nada?

Ahora muere un niño, y todos los políticos se echan las manos a la cabeza, se dan palmadas en la espalda y ponen cara de compungidos, ¿pero lo sienten de veras?

¿Dónde estaban cuando ese niño lloraba con su madre, porque tenia hambre? ¿Dónde estaban cuando su madre decía no tengo ropa, ni mantas para el frío? ¿Dónde estaban cuando por no pertenecer al camping, fue dejada a su suerte, deambulando por las calles, durmiendo en cartones, o recluida como los demás donde pueden, para encontrar un poco de calor, en pleno invierno?

¿Qué vacío nos esta dejando esta sociedad de consumo, estresada y con pánico a todo aquello que nos es ajeno?

Hay gente honrada y gente que no lo es, como en todas las poblaciones hay quien siempre da mala fama al resto, pero no todos somos iguales. Sigue existiendo gente con buena voluntad que se estremecen, ante el hambre y la pobreza.

Hoy el frío se instala en la voz de muchos, ante el llanto de sus padres, ¿qué les dices? ¿Ahora los dejáis en un local hasta el viernes? Pero y ¿después? No quieren pobres en Córdoba, no quieren que ensucien la calle con sus faldas largas, sus caras envejecidas y su plegaria constante. Es muy fácil, desde una situación acomodada, echar la culpa al Gobierno o pensar que nos quitan el trabajo, y con esa excusa callamos la conciencia que nos interpela.

¿Qué pensara Europa de una ciudad que deja sin miramientos que montones de criaturas pasen frío, hambre e insultos xenófogos por pertenecer a otras cultura y al mismo tiempo pretenda conseguir la capitalidad cultural en el 2016.

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