"El COI tiene una deuda mayor con Madrid que con París"

Madrid está en una situación de privilegio para aspirar a organizar unos Juegos, algo que nadie se podía creer hace pocos años. Una de las claves reside en Feliciano Mayoral, de 49 años, máximo responsable no político de la candidatura. Deportista de élite en su juventud, gran jugador de voleibol internacional, puede presumir de haber sido de los pocos jugadores que militaron en el Madrid y el Atlético, en la mágica época en la que los dos grandes clubes madrileños tenían sección en el deporte de la red. Y este abogado de profesión, pero ligado siempre al deporte, supo seguir como directivo, en el Comité Olímpico Español y luego en el círculo internacional, donde fue largo tiempo secretario de los comités olímpicos nacionales. Aunque más como examinador que como examinado, estuvo en Barcelona 92 y en dos comisiones de coordinación.

"La ciudad reúne unas condiciones muy difíciles de encontrar en las de su tamaño: cercanía, accesibilidad, suelo para la Villa Olímpica, transporte público..."

"Hay un hecho diferencial: no provocamos rechazo, nos ven bien por lo acogedores que son los madrileños y lo bien que va a sentirse la gente"

Pregunta. ¿Nervios o miedo ante esta visita de la comisión?

Respuesta. No. Queremos decirles a los miembros de la comisión que tenemos un proyecto magnífico, una ciudad y un modelo ideal para organizar unos Juegos. Y detrás, como exige el COI, hay un gran equipo de profesionales para llevarlo a cabo. Estamos confiados e ilusionados, y pensamos que serán los mejores de la historia si nos los conceden.

P. ¿Le ha servido mucho su experiencia?

R. Hombre, sabía lo que más valora el COI, su tendencia, y tuve la suerte de encontrarme una ciudad en la que siempre creí, que reunía unas condiciones muy difíciles de encontrar en las de su tamaño: cercanía, accesibilidad, suelo reservado para la Villa Olímpica, transporte público...Y diseñamos un proyecto que impresionó al COI, y en ocho de los 11 puntos a valorar fuimos primeros. Esto también se debe a un gran trabajo de profesionales de la candidatura que he tenido la fortuna de coordinar.

P. ¿Se hubiera creído hace dos o tres años que el proyecto estaría en una situación así, privilegiada?

R. Esto es un carrera de obstáculos, pero no de 400 metros, sino de 3.000. Cuando empezamos hace cuatro años a pensar en el proyecto la mayoría de los que trabajábamos en la candidatura soñábamos con pasar el corte, meter a la ciudad en la carrera olímpica y que algún día nos dieran los Juegos. Hoy, ya nos parece poco viendo lo que hemos logrado. Primero, pasar el corte con Sevilla, que no fue fácil, pues llevaba 10 años en la carrera olímpica y muchas federaciones internacionales le debían favores al haber organizado muchísimas competiciones. Después, el corte, y si queríamos organizar los Juegos, teníamos que sacar nota, porque Madrid sólo se había presentado antes para 1972 [que ganó Múnich] y no teníamos un buen currículum. Y lo sacamos. Fue magnífico, porque empezamos a convencer a los miembros del COI de que aquí había una ciudad capaz de garantizar el éxito sin problemas al movimiento olímpico. Y luego nos queda el último examen, el más difícil, en la elección final del 6 de julio en Singapur. Aunque para mí hay un antes y un después del corte. Allí nos dijeron que esta ciudad puede organizar unos Juegos, está preparada y, además, con buena nota. Y difícilmente el COI no concede unos Juegos a ciudades que pasan el corte y, sobre todo, con la nota que sacó Madrid.

P. ¿Qué importancia, entonces, tiene la actual visita de la comisión?

R. Es un obstáculo que no va a determinar si se van a ganar o no los Juegos. Lo que no tienes que hacer es cometer errores. Madrid está bien situada y debe seguir en ese camino de candidatura seria, sólida, compacta, con unidad política y organizar tan bien como hizo antes con otras competiciones, tres campeonatos del mundo y uno Europeo en estos meses.

P. Hay unidad y apoyo total interno, algo básico, pero faltan los votos de los miembros, lo más importante, lo único que al final vale, y parece que el trabajo internacional, aunque difícil porque las nuevas normas impiden la iniciativa de contacto directo con ellos, no marcha tan bien como debería...

R. Los votos se ganan por afinidad, por complicidad, por amistad con los miembros del COI, fundamentalmente. Y sí, ahí tenemos que trabajar duro. Estamos haciédolo en los sitios donde nos invitan porque respetamos las normas éticas. No es tan fácil como antes conseguir los votos, porque tienes limitaciones. Pero creo que todavía en el deporte español hay personas muy bien situadas y que tienen poder de influencia, y ahora empieza el sprint final. No creo que más de 40 miembros del COI tengan decidido el voto claramente, hay aún un gran recorrido, y estamos bien colocados. Pienso que la tercera votación, con tres ciudades en liza [París, Madrid y Londres, aunque Mayoral no lo dice] va a ser determinante en Singapur, y si pasamos y llegamos a la final, Madrid tiene muchas posibilidades de ganar. Pero claro, estamos luchando con cuatro países de gran influencia política, económica y deportiva, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido, que tienen veto, junto a China, en Naciones Unidas. Somos lo que somos. Pero tenemos un hecho diferencial. Además de una buena candidatura y de un modelo ideal para organizar unos Juegos, no tenemos rechazos, nos ven bien por lo acogedora que es la gente madrileña y lo bien que se va a sentir todo el mundo. Saben que van a disfrutar. Y cuando te diriges a 202 países y a un millón de personas que nos podrían visitar, estos temas influyen mucho a la hora de votar. ¿Dónde me voy a sentir y me van a tratar mejor? Madrid tiene ahí un punto muy fuerte para intentar conseguir votos.

P. París ¿gran y único rival?

R. París se ha presentado en los últimos 30 años tres veces y ha perdido. Ahí puede estar la clave de la votación final. Si el COI paga deudas históricas o no. Pero la deuda histórica se debe más a la ciudad de Madrid que no ha organizado nunca unos Juegos Olímpicos. Si se lo dan a alguna de las dos ciudades que se presentan [París y Londres] entre ambas ya habrían organizado el 10% de todos los celebrados. Demasiado.