Cuidadores

Recientemente hemos sabido por los medios acerca de la intención de los responsables de nuestro Sistema Sanitario Público de favorecer a las cuidadoras de personas dependientes en el acceso a los cuidados sanitarios. En buena parte, buena noticia. Por fin se dieron cuenta. El abuelo, para su hija. La enfermedad de Alzheimer, para el conviviente. El enfermo crónico, para su nuera. El encamado, para su mujer. El discapacitado, ídem de ídem. Por no hablar del enfermo psiquiátrico. Está claro, esto no es Dinamarca. Ni con el PP ni con el PSOE. Aquí el dependiente recae sobre la familia. O sobre las monjas. Qué poquita ayuda. Y el cuidador sin un gordo. Y sin atender su propia salud.

De eso se han dado cuenta por fin nuestros públicos regidores sanitarios en Andalucía. ¿Medidas? Léanlas en la prensa. Apoyo sanitario y educativo de diversa índole. Y se me ocurre... ¿Le habrá preguntado alguno al cuidador dónde le duele realmente? Sin hacer ningún barómetro de cuidadores, me atrevo a insinuar algunas respuestas: Quiero que alguien se quede con el abuelo mientras voy a los mandaos. Que alguien me ayude en casa, sobre todo por las noches para que yo pueda dormir. Que los encamados y otros dependientes tengan un acceso más fácil a una residencia. Sí, eso, más residencias, aunque no sea todo el tiempo, aunque sea en régimen de día. Que esto no hay quien lo aguante. Que se lleva 12 años encamado y los consiguientes 12 años de mi vida en esclavitud. Lo de los talleres educativos y asistencia sanitaria preferente está muy bien, pero no es ahí donde más me duele.

Aliñen lo anterior con nuestras pensiones y sale un verdadero horror. Soportar la situación 15 años con la exigua pensión del marido y, cuando Dios se lo lleva, el premio es las dos perras gordas que da la pensión de viudedad. Para morirse de asco. ¿Así agradece este país el papel de enfermera 24 horas gratis? ¿A esto llaman estado del bienestar? Que cuenten otros su bienestar porque esto es para morirse y olvidarlo. Ya me decían en mi juventud que esto es un valle de lágrimas. Y tanto.