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Reportaje:COYUNTURA INTERNACIONAL

Un déficit que pasa factura

Holanda controla sus cuentas, pero pierde competitividad internacional

La economía holandesa creció un 1,5% el año pasado, con lo que sale lentamente de la crisis económica que sufrió en 2003. Gracias a un fuerte ajuste en el gasto público ha alejado el fantasma del déficit fiscal alertado por la Unión Europea; sin embargo, su economía ha perdido fuerza, afectando al empleo, a las exportaciones y al consumo privado.

La tasa de paro se ha situado en el 6,2% de la población activa en 2004, frente al 5% de 2003, y este año no se esperan variaciones
El fuerte ajuste del gasto público holandés permite que su economía supere la crisis: en el pasado ejercicio, su PIB creció un 1,5%

Holanda ha logrado salir de la crisis económica que en 2003 le llevó a disminuir su PIB en un 0,9%. Los pronósticos de organismos internacionales y analistas señalan que el año pasado la economía creció entre un 1,2% y un 1,5%, una cifra que debería aumentar este año hasta el 2%. Al cierre del tercer trimestre del año pasado, los datos oficiales indican que el PIB holandés ha crecido un 1,3% en comparación a 2003.

Una combinación de reformas laborales y sociales, un leve repunte del sector exterior -que representa el 60% de la economía del país-, una mejor situación económica mundial y un ordenamiento en las cuentas fiscales han logrado que Holanda pueda recuperarse lentamente, aunque no a los niveles esperados por los economistas.

En los últimos dos años, la principal preocupación de la economía holandesa ha sido su elevado desequilibrio público generado por un aumento del gasto fiscal y una caída en los ingresos tributarios. En 2003, el déficit llegó al 3,2% del PIB, y el año pasado, al 2,9%. Unos números que encendieron las alarmas en la UE, que abrió un expediente al país por vulnerar el Pacto de Estabilidad que establece el déficit de los Estados miembros en un 3%.

Ajuste fiscal

El ajuste fiscal se produjo y en teoría deberá mantener el déficit bajo control en los próximos tres años; sin embargo, no ha sido suficiente para dar el impulso definitivo a la economía holandesa. Tras los dos años de crisis, Holanda ha perdido altas cuotas de competitividad en los mercados internacionales y pasa por una situación laboral nada alentadora que ha llevado a caer alarmantemente los índices de consumo interno y de confianza de los consumidores.

Pese a que el sector exterior se ha recuperado con un aumento del 13% anual en las reexportaciones, los envíos domésticos sólo han crecido un 7,2% en un año. A ello se suma que los costes laborales no están bajando lo suficiente (3,2% en 2004) a un nivel que amortice la caída en la cotización del dólar y así compense los gastos de las empresas extranjeras. Con ello, se resiente una de las principales ventajas que ha tenido el país para competir con sus socios.

Inversión exterior

Uno de los pilares históricos de la economía holandesa ha sido la inversión extranjera, la gran perjudicada con la crisis reciente. El aumento de la productividad del 3,2% con menor tasa de empleo ha generado una importante capacidad ociosa en el sector manufacturero, que sumado a la contracción financiera mundial, ha hecho innecesaria la inversión en grandes proyectos. Los pronósticos y cifras oficiales señalan que el año pasado el crecimiento de la inversión de los no residentes no superará el 1,2%, mientras que para este año se estancará en un 1%.

La otra gran tarea para Holanda durante este año será recuperar su deprimido mercado del trabajo. El paro ha crecido hasta el 6,2% de la población en 2004 (desde un 5%) y, según las estimaciones de los analistas, no bajaría de este nivel en 2005.

La principal repercusión que ha tenido el paro ha sido la caída en los índices de confianza de los consumidores. La congelación de los salarios reales, sumada a los aumentos de los impuestos, disminuirá el poder adquisitivo familiar, con lo que se espera que el consumo privado sólo aumente por 0,5% en 2004 y que los primeros meses de este año llegue incluso a caer un 0,25%.

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