Carlos V se cubre las espaldas
Patrimonio Nacional recobra una pieza excepcional extraviada de la mejor armadura del emperador
Carlos V tiene, por fin, las espaldas cubiertas. La parte dorsal de la más magnificente de sus armaduras imperiales, conocida como KD, había desaparecido de la Real Armería de Madrid en torno al año de 1838. Se creía perdida para siempre. Sin embargo, hace apenas unas semanas, el espaldar fue recuperado. Fue en París. Su recobranza ha costado 175.000 euros a Patrimonio Nacional, el organismo estatal que administra los bienes de la Corona. Desde el miércoles, exhibe la pieza recobrada junto al atavío de guerra y parada del emperador Carlos.
La armadura fue fabricada en torno al año 1525 y se trata de una pieza excepcional, al decir de Álvaro Soler, responsable de la armería madrileña que es, con la de Viena, la más completa del mundo.
Desde el yelmo hasta los quijotes que cubrían los muslos, del ristre que sujetaba la lanza a la manopla blindada con dedos articulables que permitía la movilidad de los dedos, la armadura imperial destella en su acero pavonado, cocido en aceite.
Está fileteado con grecas de oro muy puro e insignias imperiales: aspas de San Andrés, emblema del viejo ducado de Borgoña; toisones de oro. Y, sobre todo, con el contraste de su armero, Kolman Helmschimd, y el del gremio artesano de Augsburgo, yelmo y estrella.
El hombro izquierdo de la armadura se presenta fuertemente blindado, con una pieza metálica elevada, llamada bufa, por ser ésta la zona del cuerpo que recibía los mayores golpes en los combates. Tiene inscritas las letras ka y de: "Significa Karolus Divus, la inscripción que lucieran los emperadores romanos para señalar su rango", explica Álvaro Soler.
El espesor de la armadura es de unos pocos milímetros y su superficie, la de un hombre de 1,65 metros, estatura del monarca flamenco, que cuando lucía tal aparejo debía llevar encima unos siete kilos de peso, de los cuales unos 1,5 kilos correspondían al extraviado espaldar.
"Adquirimos esta pieza dorsal de la armadura imperial de Carlos V a Pierre Richard Royer, de la sociedad Armetal, gracias a la información facilitada por José Godoy, conservador de la armería de Ginebra, en Suiza", explica Álvaro Fernández Villaverde, duque de San Carlos, presidente de Patrimonio Nacional.
"En esta ocasión, Godoy, buen amigo y gran conocedor de la colección española, nos dio el aviso de que esta pieza extraordinaria iba a salir a la venta. Quienes pudieran mostrar interés en adquirirla", según una suerte de pacto no escrito entre caballeros, "renunciaron a ella porque sabían que había pertenecido a las colecciones reales de España", explica el duque de San Carlos.
Fernández Villaverde se muestra muy satisfecho de esta adquisición, ya que se une a la de una espléndida barda para caballo, regalada por el príncipe italiano Luis Filiberto de Saboya a su cuñado Felipe III, hermano de su esposa Catalina Micaela, y, ésta, hija de Felipe II.
La barda fue adquirida por 98.000 euros a la célebre familia judía Rotschild, a la cual los nazis se la arrebataron durante la II Guerra Mundial. Tras ser recuperada, los Rotschild la pusieron en venta y Patrimonio Nacional la adquirió con diligencia.
La armería del palacio Real fue creada en torno al año 1562 por Felipe II para concentrar en ella el legado de su padre, Carlos I, nieto a su vez de Maximiliano I. El anciano emperador borgoñón codificó justas y torneos, legisló sobre el cabal empleo de aquellos grandes armazones blindados que presidieron los combates y desfiles a partir del año 1380, hasta que la generalización de las armas de fuego, en el siglo XVII, acabó con ellas. Con esta nueva adquisición, la Real Armería de Madrid completa su esplendor, que exhibe apenas a 30 luxes de intensidad lumínica en dos plantas del ala oeste del palacio Real.
Las salas se ven forradas con algunos de los mejores tapices que atesoran las colecciones reales. Serán expuestos al público en el futuro museo subterráneo, bajo la explanada de la Almudena. "De marchar todo al ritmo que ahora lleva", explica Fernández Villaverde, "a finales de año podrían comenzar las obras, para las cuales hay ya un presupuesto de 15 millones".
"Tapices y armas son dos de las ofertas diferenciales que el palacio Real ofrece", agrega este diplomático nacido en Londres, siete años al frente de Patrimonio Nacional, hoy confortado por el éxito de una exposición que Patrimonio Nacional ha llevado a Seattle, en la costa oeste de Estados Unidos. Fue visitada por los Reyes de España entre el 20 y el 22 de noviembre del pasado año. "Con orgullo podemos decir que 150.00 personas, por 10 dólares cada una, han conocido ya la exposición Spain in the age of exploration, 1492-1819. Hasta 15.000 niños, de 900 colegios, conservarán en su memoria la importancia de España en el origen de Estados Unidos", subraya.
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