Vallbona escribe la crónica sentimental de los jóvenes rockeros
El tocadiscos portátil y el single. El escritor Rafael Vallbona (Barcelona, 1960) cree que es urgente que se dedique algún monumento a estos dos inventos. Lo pidió en la presentación de su último libro, Els nens (i les nenes) del rock. Crònica sentimental dels anys pop (Edicions 62). Sin ellos, muchos jóvenes no hubieran tenido escapatoria alguna al triste sonsonete cupletista del franquismo. "Este libro no es una historia de la música, porque no soy ni historiador ni crítico. Es una crónica de tres generaciones para las que la música popular es patrimonio de su vida", explicó el autor. Aunque rehuya las intenciones historiográficas, en las páginas de esta obra quedan glosados los artistas más populares del pop y del rock nacional, desde el Dúo Dinámico hasta Sopa de Cabra.
Por el camino, un buen puñado de declaraciones de amor a los añorados discos de vinilo. Y lamentaciones por el desdeño con el que han sido tratados. "No tenemos la sensación de que los discos de pop sean algo de tanto valor como un libro. Se consideran un producto de consumo efímero. En vez de conservarlos como un bien cultural, se tiran. El disco compacto es muy frío, para su escucha no es necesaria ninguna liturgia", lamentó Vallbona.
Hitos como la celebración del primer Canet Rock, un festival inspirado en el mítico Woodstock, dan una idea de la liberación que encontraron los jóvenes en los nuevos ritmos frenéticos. De soslayo, desmienten el tópico de la corrección política de los músicos autóctonos y de sus entregados seguidores. "A finales de los años setenta, Pau Riba se retiró porque era demasiado contestatario para la época. Citas como el primer Canet Rock representaron una manifestación de libertad impensable para los bienpensantes. Allí, la gente fumaba porros y follaba sin miramiento alguno", recordó el escritor.
Els nens (i les nenes) del rock se cierra con un canon de canciones, titulado Els 40 primordials, en el que aparecen artistas variopintos, desde Elvis Presley y su popular Jailhouse Rock hasta el campechano José Antonio Labordeta, autor de la sentida Recuérdame.
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