El secreto de la Alcazaba
La fortaleza malagueña conserva, en su muralla oriental, uno de los barrios más antiguos de España
Hay historiadores del arte que lo visitaron por primera vez hace 25 años y que todavía recuerdan con entusiasmo estas ocho casitas del siglo XI que la Alcazaba de Málaga guarda como si de un secreto se tratara. El barrio musulmán de viviendas fue saliendo a la luz a partir de unas excavaciones realizadas en 1931. En 1971, el arquitecto Rafael Manzano Martos restauró alguna de las casas, respetando su planta, pero cambiando profundamente el aspecto exterior del conjunto. Se trata de una zona hoy vedada al público, que los especialistas consideran sin duda el más antiguo barrio de Málaga, y uno de los más antiguos del país.
Ha permanecido intacto gracias a su ubicación, en la parte oriental del amurallado, y esto lo hace más valioso si se lo compara con los barrios de otras ciudades que se han ido remodelando con el paso del tiempo. Se sabe que los muros tenían un metro de altura, aunque no todos, y estaban enlucidos interior y exteriormente con una espesa capa de cal. Las calles tenían además algunos zócalos decorativos, algo que ha servido para su datación.
La Alcazaba, construida en su mayor parte en el siglo XI, tenía dos funciones: la primera defensiva y militar y la segunda residencial y palaciega. Aquí habitaron reyes y gobernantes musulmanes y cristianos. Los artesanos y sirvientes vivían en estas casas, en una zona mucho más modesta.
"Son pocas, apenas dos calles, pero lo que tienen de bueno es que conservan la estructura original", explica con entusiasmo el historiador del Arte Francisco José Rodríguez Marín. No se han conservado los alzados, los muros ni las cubiertas, pero se puede ver perfectamente la estructura, la superficie y una serie de elementos de interés. Las casas, en torno a los 40 metros, tenían un pequeño patinillo, y un acceso en forma de L que mantenía a sus moradores lejos de miradas indiscretas. "Tiene un sistema de cañerías, que si tirabas un cubo de agua se perdía de forma inmediata, esto prueba lo avanzados que estaban en el sentido sanitario", completa Rodríguez Marín.
En 1990, el director del Museo de Bellas Artes de Málaga, Rafael Puertas Tricas, publicó en la revista Mainake un extenso artículo sobre este barrio. Según el texto, una de las casas se reconstruyó para que fuera un taller de restauración en la década posterior a la guerra civil. Sin embargo, "el resultado es lamentable porque se respetaron las líneas exteriores pero se modificó fundamentalmente la distribución interior", opina.
A la vista del "deterioro a pasos agigantados" que estaban sufriendo estos restos, la Gerencia de Urbanismo encargó una actuación urgente a principios de 2004 para restaurar algunas de sus partes, principalmente los zócalos policromados, que son los elementos más valiosos, y los suelos, que se han conservado mejor al estar bajo tierra, según explica Luis Felipe González-Cebrián, jefe del departamento de Arquitectura. Estos trabajos, a cargo de la empresa Bessalis, tienen un coste relativamente bajo, de 28.000 euros, y están a punto de finalizar.
Una vez terminada la restauración, Urbanismo y Cultura han de evaluar y decidir si el barrio musulmán de la Alcazaba se abre al público. González-Cebrián es favorable a esta posibilidad, siempre y cuando se haga mediante visitas reducidas y guiadas. El arquitecto teme que, si la zona se pudiera visitar de forma libre, como la Alcazaba, podría ser pasto del vandalismo, pues sus muchos recovecos lo hacen imposible de vigilar.
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