Las bicicletas no son para Alcalá
Alcalá es una ciudad universitaria, dedicada al comercio y los servicios, que acoge como residentes a 180.000 vecinos. Los atascos de tráfico forman parte cotidiana del paisaje urbano.
Situada en un meandro del río Henares, ocupa terrenos de aluvión; por tanto, es llana como la palma de la mano. Aprovechando esta circunstancia, muchos alcalaínos de todas las edades usábamos la bicicleta para salvar las distancias en una trama urbana cada día más extensa.
Pero el alcalde, cumpliendo su promesa electoral más derechosa, abrió el centro histórico, que es Patrimonio de la Humanidad, al tráfico rodado, y recientemente ha descubierto la cuadratura del circulo: en muchas de "nuestras" calles se están estrechando las aceras y los carriles de circulación, para aumentar el número de éstos, ahora pueden moverse a la vez, pero casi rozándose, el doble de coches que antes.
Se ha triplicado el atasco. Resulta imposible usar la bicicleta, te juegas la integridad física al menor descuido. El alcalde se desplaza en un voluminoso coche oficial, blindado.
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