Mejorar la calidad de vida a caballo de la montaña

Está casi colgado de la montaña de Collserola y algunas de sus calles tienen un desnivel del 20%; en ellas la vista parece chocar con la pendiente cuando se sube y la espalda se inclina hacia atrás cuesta abajo. Subir y bajar de la parte más alta de Roquetes, uno de los barrios de Nou Barris, requiere esfuerzo. El panorama que se contempla desde uno de los puntos más elevados de la ciudad es espléndido. Sin embargo, las condiciones de vida de los residentes de la parte más alta de Roquetes no lo son tanto. Un dato: de 493 edificios de viviendas de más de cuatro plantas, 443 no tienen ascensor.

Este barrio fue uno de los presentados por el Ayuntamiento de Barcelona como candidatos a las ayudas que prevé la Ley de Mejora de Barrios de la Generalitat. Y fue uno de los seleccionados -se presentaron 66 y fueron elegidos 12- porque la comisión que evaluó los proyectos entendió que requería una intervención de cierta urgencia. Con todo, ahora el distrito tendrá que abordar con los vecinos y las entidades cuáles son las prioridades, porque de los 20 millones de euros de inversión previstos, el presupuesto aprobado finalmente ha sido de 11,1, que pagarán a medias la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. En cualquier caso, la elección del barrio fue muy bien acogida porque supone adelantar en un mandato la intervención necesaria.

El plan supone la creación de una red de formación para adultos y centros de mujeres

443 de los 493 edificios de viviendas de más de cuatro plantas no tienen ascensor

El plan se centrará en la zona más alta, desde la calle de Mina de la Ciutat hacia la montaña. Es la parte más degradada, con un parque de viviendas mayoritariamente de autoconstrucción de dos y tres plantas. Es donde el proyecto concentra el esfuerzo de rehabilitación porque, entre otras cosas, hay edificios en estado de ruina.

La parte alta de Roquetes no era urbanizable y la presencia de casas hasta principios del siglo pasado se limitaba a las de veraneo de algunos vecinos de Sant Andreu. Como propiamente barrio -casi asentamiento- existe desde la década de los cuarenta y, sobre todo, a partir de 1950, cuando los procesos migratorios del resto de España -especialmente de Andalucía, Extremadura, Castilla y Aragón- llevaron a miles de personas a vivir en barrios periféricos de Barcelona. En Roquetes, muchas casas se levantaron irregularmente, sin ningún tipo de permiso administrativo. El barrio crecía con calles sin asfaltar, sin alcantarillas ni sistema de iluminación. En realidad, eran los propios vecinos los que con su esfuerzo intentaban paliar esas carencias. La memoria presentada con el proyecto señala este hecho como la base de un profundo sentimiento de cooperación vecinal que ha perdurado a lo largo de los años.

Las calles de Roquetes tienen una concentración de viviendas muy elevada: 6.315 pisos en 77 hectáreas. De los 14.800 habitantes, el 40% son de otras comunidades del Estado. La población de países extracomunitarios en la zona alta de Roquetes es del 29,2%. Por nacionalidades, predomina la latinoamericana, especialmente de Ecuador y con rostro femenino. La tasa de paro es del 13,6%, frente a la general de Barcelona, del 10,8%, y la de Cataluña, del 10,2%. La mayoría de la población tiene un nivel educativo bajo, con estudios de primaria, acabados o inacabados.

El proyecto presentado hace una radiografía de los déficit y factores de riesgo, además del problema de la vivienda y de las barreras arquitectónicas que supone la orografía del territorio. Entre ellos están la pobreza, el fracaso escolar, el consumo de drogas y alcohol, y -en el ámbito social- el maltrato a mujeres y la monoparentalidad. Pese a estar en la ladera de la montaña, Roquetes tiene déficit de zonas verdes. En esos aspectos se centrará la intervención.

Destaca, por ejemplo, la previsión que se hace de locales para cubrir las necesidades de equipamientos, una red insuficiente y segregada, según destaca la memoria. En este capítulo, el proyecto incluye la creación de puntos de información para mujeres, centro de servicios sociales, pistas deportivas, locales para actividades formativas que van desde la alfabetización hasta el cuidado de las personas, y la Escuela de Padres y Madres de Roquetes. También un casal de la tercera edad y apartamentos tutelados.

En materia de espacio público, el plan supone la pavimentación del Pla de Fornells, la urbanización de la calle de Llobera, el mantenimiento de la calle de la Artesania y la urbanización de la calle de Romaní. Los entornos del mercado municipal de Montserrat -donde ahora hay dos explanadas con aparcamiento en superficie- son otra de las zonas en las que se quiere intervenir. En vivienda, la línea principal de actuación es la rehabilitación de elementos comunes de los edificios, la instalación de ascensores y la mejora de las instalaciones de agua, gas, electricidad y luz.

En cuanto a las zonas verdes, se prevé incrementarlas en 16.000 metros cuadrados en dos puntos, para lo que se tendrá que expropiar. Una de esas zonas verdes se situará en la zona más alta de la calle de Llobera, en la frontera del parque de Collserola, recalificando un área que es vial. Y la segunda, en el entorno de la calle de Nou Barris y el mercado de Montserrat. Y capítulo aparte son las medidas para salvar las barreras arquitectónicas de un barrio tan empinado, de manera que resulten más efectivas que algunas de las instaladas. Por ejemplo, el ascensor de la calle de Alcàntera, que debería enlazar dos calles con un desnivel de más de dos pisos de altura, pese a ser nuevo, no funciona.