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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un militarismo arrogante

Enrique Gil Calvo

El británico Michael Mann, actualmente en la Universidad de Los Ángeles, es uno de los más significados representantes de la disciplina académica conocida como "sociología histórica", que con una metodología comparada pretende obtener generalizaciones sobre la evolución seguida por las sociedades a lo largo de su modernización, centrando su interés en el desarrollo económico y la construcción del Estado. Su obra cumbre es el hercúleo intento de emular a Weber reconstruyendo el itinerario de las relaciones de poder a escala global, proyecto de largo aliento titulado Las fuentes del poder social del que hasta ahora han aparecido los dos primeros volúmenes, el primero subtitulado Una historia del poder desde los comienzos hasta 1760 (Alianza, 1991) y el segundo, El desarrollo de las clases y los Estados nacionales, 1760-1914 (Alianza, 1997); el tercer volumen, previsto como Globalizaciones, aún no ha aparecido. Pero además de esta proeza erudita, Michael Mann es citado sobre todo por su clasificación de las cuatro fuentes o dimensiones del poder que da título precisamente a su obra magna: el poder militar fundado en la coerción, el poder económico en el capital, el poder político en la autoridad organizada y el poder ideológico en la influencia cultural.

EL IMPERIO INCOHERENTE. Estados Unidos y el nuevo orden internacional

Michael Mann

Traducción de Francisco Beltrán Adell

Paidós. Barcelona, 2004

319 páginas. 20 euros

Pero al margen de su trabajo académico, Michael Mann también es un ciudadano activo de orientación progresista, que frecuentemente participa tomando partido en las crisis y polémicas de la actualidad política. Es lo que ha hecho con frecuencia desde que los acontecimientos de septiembre de 2001 proporcionaron a Washington el pretexto que buscaba para emanciparse de la ONU y tomar directamente el control militar del planeta. De ahí que ahora nuestro autor haya publicado este híbrido de panfleto y ensayo donde cuestiona con acritud la presente aventura militar de Estados Unidos en Oriente Próximo, denunciando no sólo sus efectos perversos sobre sus muchas víctimas civiles, sino también sus efectos contraproducentes sobre los propios intereses globales de Estados Unidos.

Para ello nuestro autor anali-

za lo que llama el nuevo imperialismo estadounidense surgido tras el fin de la guerra fría, descomponiéndolo en cada una de las cuatro dimensiones antes señaladas que constituyen sus cuatro fuentes del poder: su gigantismo militar, dada la abrumadora superioridad de que dispone en capacidad ofensiva; su persistente influencia económica en términos no ya productivos pero sí todavía tecnológicos y sobre todo financieros; su esquizofrenia política, dada su indecisión entre el unilateralismo y el multilateralismo; y su declinante primacía ideológica, sólo sostenida por el espejismo de la industria cultural, pero cada vez más cuestionada por el etnonacionalismo y el fundamentalismo religioso.

Y el balance final coincide con el análisis de Emmanuel Todd sobre la decadencia de Estados Unidos (Después del imperio, Foca, 2003), ya que se inclina por negar el pretendido alcance imperial del poder estadounidense para reducirlo a un mero militarismo contraproducente. No hay auténtico imperio porque Estados Unidos es incapaz de alcanzar una verdadera hegemonía legítima, que exige su rutinaria aceptación por parte de todos los sometidos a un poder entendido como incuestionable. Y no lo hay porque Estados Unidos es cada vez más contestado en todos los campos excepto en el militar convencional, lo que no excluye un creciente desafío terrorista imposible de contener. De ahí que, al no ser capaces de imponer su hegemonía cultural y política, Estados Unidos se ve obligado a recurrir a su militarismo arrogante, por lo demás sólo esgrimido contra enemigos incapaces de defenderse. Pero ese militarismo tiene pies de barro, pues su carestía no puede ser sufragada por una economía estadounidense cada vez más endeudada, que pasa a depender de la benevolencia de sus acreedores externos colocándose así en poder de éstos.

Un grupo de 'marines' de Estados Unidos avanza en un barrio de Bagdad.
Un grupo de 'marines' de Estados Unidos avanza en un barrio de Bagdad.ASSOCIATED PRESS

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