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Reportaje:ARTE

La ácida eclosión del expresionismo

Celebrándose el presente año el primer centenario de la fundación del grupo expresionista alemán Die Brücke (el puente), la Fundación Caja Madrid y el Museo Thyssen- Bornemisza han organizado conjuntamente una exposición en su homenaje titulada Brücke. El nacimiento del expresionismo alemán, que, entre el 1 de febrero y el 15 de mayo, se exhibirá en sus respectivas salas madrileñas, para después hacerlo en Barcelona, en el Museo Nacional de Cataluña, entre el 31 de mayo y el 4 de septiembre, y, por fin, terminar su periplo en Berlín, en la Berlinische Galerie y el Museo Brücke, de la capital alemana, donde podrá asimismo visitarse entre el 2 de octubre de 2005 y el 15 de enero de 2006. Los comisarios de la muestra son la alemana Magdalena M. Moeller y el español Javier Arnaldo, los cuales han seleccionado un vasto panorama de 196 obras, entre óleos, esculturas y dibujos, pertenecientes a todos los miembros de este grupo y sus más célebres asociados. Antes de entrar en cualquier otra consideración particular sobre esta convocatoria, hay que señalar que, si bien no han sido pocas las antológicas de expresionistas alemanes históricos que se han celebrado en nuestro país durante los últimos 25 años -que yo recuerde en Madrid, por lo menos, una media docena-, nunca hasta la fecha se había organizado una con tal número de obras y, en consecuencia, con un tratamiento tan exhaustivo, algo que merece ser tenido en cuenta, junto con el hecho de la casi ausencia de representación de esta tendencia en nuestras colecciones públicas y privadas, salvo precisamente la del Museo Thyssen-Bornemisza, que está muy nutrida en toda clase de expresionismos del siglo XX.

"El expresionismo se acabó convirtiendo en la tendencia dominante del arte alemán del siglo XX"

Articulada en once diferentes apartados o capítulos, cinco de los cuales se exhiben en la sala de la Fundación Caja Madrid (plaza de San Martín, 1) y los seis restantes en el Museo Thyssen-Bornemisza, el recorrido se hace de esta manera menos abrumador y prolijo, a la vez que puede desplegarse con una mejor claridad didáctica. En todo caso, la secuencia de estos apartados no es sólo cronológica, aunque así arranque con una selección de antecedentes y primeros pasos, pero, enseguida, combina este orden temporal con un énfasis puesto en los temas más frecuentados y las ideas recurrentes.

Die Brücke se fundó en Dresde

en 1905 por Ernst Ludwig Kirchner, Karl Schmidt-Rottluff, Erich Heckel y Fritz Beyl, y que a este núcleo inicial se fueron posteriormente adhiriendo Max Pechstein, Otto Müller, Emil Nolde y, de forma más aleatoria y relativa, Kees van Dongen. En 1910, el grupo se trasladó a Berlín, donde finalmente se extinguió tres años después. Rigurosamente coetáneo del grupo francés los Fauves, no hay duda de que los miembros de Die Brücke tuvieron el mérito de ser el primer grupo expresionista alemán, aunque quizá esta precocidad fue también la causa de su comparativamente mayor confusión y elementalidad de ideas que la de los fundadores del posterior Der Blaue Reiter (el jinete azul), que, en Múnich, animaron el ruso Vasili Kandinsky y el alemán Franz Marc. De todas formas, en ninguna de estas dos agrupaciones se puede obviar el precedente de la deriva expresionista de los posimpresionistas alemanes, como Lovis Corinth, o de los vieneses de fin de siglo, así como tampoco puede ignorarse la obra en paralelo de alguna poderosísima personalidad independiente, como Max Beckmann. Por lo demás, antes, durante o después, el expresionismo germánico no limitó su acción al mundo de las artes plásticas, porque fue también una tendencia muy relevante en el campo de la literatura, el teatro o el cine.

En el caso concreto de los miembros de Die Brücke se puede dibujar un mapa de influencias perfectamente delimitado, ocupando el primer lugar Vincent van Gogh, pero también otros posimpresionistas de carrera francesa, como Gauguin, alguna poderosa figura aislada, como Edvard Munch, y, de forma genérica, los Nabis o los recurrentes, antes citados, Fauves. Si se analizan estos variopintos mimbres, se puede apreciar la coherencia de lo que estos primeros expresionistas alemanes tejieron, los cuales, por otra parte, no se limitaron sólo a asimilar estos modelos foráneos, sino que profundizaron en la sólida y continuada tradición expresionista del arte germánico, dando en este sentido, algunas veces, nueva vida a técnicas ya casi olvidadas, como el grabado en madera.

Desde el punto de vista estilís-

tico, los artistas de Die Brücke, a pesar de sus muy diferentes personalidades, sensibilidades y trayectorias, compartieron un mismo gusto por los colores ácidos, los ásperos y crepitantes contornos de las figuras, una fuerte empatía con la naturaleza entendida como vivificante energía primitivista y una cultura urbana marcada por la bohemia y el espíritu antiburgués. Todo esto se reflejó en la recurrencia a temas, como el paisaje, el retrato, el desnudo, las escenas de interior y la exaltación de los fetiches culturales de la naciente cultura popular moderna, tratados siempre con una crudeza naturalista de tintes tan paradójicamente "estilizados" que generaban una inquietud agria y desasosegante. De esta manera, aunque, como la mayoría de los grupos de vanguardia, su supervivencia como grupo fue corta, y, al disolverse, sus trayectorias personales y artísticas divergieron, su huella fue honda en el arte alemán de entreguerras, demostrando además con ello que el expresionismo también se acabó convirtiendo en la tendencia dominante del arte alemán del siglo XX, como, en fin, aún tuvo una manifestación reciente, con la generación de los así llamados artistas "salvajes" de la década de 1980.

Por todo lo dicho, y sin necesidad de comentar valorativamente el contenido de una antológica que cuenta con casi doscientas obras, en la que están representadas todas las épocas de todos los miembros de Die Brücke, como no podía ser menos en una muestra que se ha nutrido de las principales fuentes del coleccionismo expresionista, parece evidente que el público de nuestro país tiene al alcance de la visión directa uno de los mejores panoramas de una de las primeras vanguardias del siglo XX.

'Chica con muñeca (Fränzi)' (1910), de Erich Heckel.
'Chica con muñeca (Fränzi)' (1910), de Erich Heckel.

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