El PP promociona su división en Fitur

Los gestores públicos del turismo valenciano se están retratando sin tapujos en la Feria de Turismo de Madrid. La brecha entre la Agència Valenciana del Turisme, que controla el sector campista del PP, y el Patronato Costa Blanca de la Diputación de Alicante, que maneja Eduardo Zaplana, es imposible de maquillar. Los profesionales del sector comienzan a apreciar una duplicidad de esfuerzos y, lo que es peor, un doble gasto público con tintes espúreos. El diputado de Turismo de Alicante, Sebastián Fernández, no oculta que entre el ente turístico autonómico y el patronato alicantino hay una distancia enorme. "Es tan evidente que no lo puedo negar", admitió ayer. Y un alto responsable de Turisme comentaba el miércoles: "Es normal que el sector esté empezando a quejarse, porque la pelea es importante". En medio de ese fuego cruzado, Benidorm, único municipio valenciano que entiende del asunto, intenta aprovechar la coyuntura, sorteando a unos y dejándose querer por otros, para rentabilizar la pelea. "Somos autosuficientes y eso nos da seguridad para arriesgar con unos y con otros", comentaba ayer un responsable turístico benidormí.

Aunque Eduardo Zaplana ha limitado su presencia este año en Fitur, su fotografía está presente en casi todos los expositores de los municipios alicantinos. El portavoz del PP en el Congreso ocupa la portada del último número de la revista Costa Blanca, que edita el Patronato de Turismo. "El Patronato se viste de gala", dice un titular impreso sobre una imagen Zaplana junto al presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll. La fotografía corresponde a la edición de Fitur de 2004, cuando Ripoll entregó al ex ministro un premio al mérito turístico. Ese premio costó a las arcas públicas de la Diputación alicantina unos 300.000 euros, muchos de los cuales fueron a engrosar la cuenta del productor José Luis Moreno, a quien se le contrató la gala. También este año, en los actos del Patronato, ha habido gala de Moreno, premios y protagonismo de Zaplana.

Ayer, sin embargo, el ex ministro no asistió a los actos del día de Comunidad Valencia, que presidió Francisco Camps. Pese a que la ocupación hotelera descendió en 2004, el presidente derrochó entusiasmo y volvió a explicar ante el sector turístico valenciano su teoría sobre el optimismo. Esa teoría viene a ser una variante del España va bien que desarrolló José María Aznar y que el propio Camps explicó así: "Soy un enfermo de optimismo, una enfermedad que quiero contagiar a todos los valencianos". Camps estuvo arropado ayer en Madrid por los consejeros Esteban González, Alejandro Font de Mora, Gerardo Camps, Víctor Campos, Milagrosa Martínez, es decir, por los miembros fieles a su gobierno. No hubo grandes anuncios. Se titubeó ante la posibilidad de proclamar que la aportación del turismo al PIB valenciano ha pasado del 11 al 13%, pero pronto se descartó, quizá por si alguien preguntaba qué sector ha perdido el peso presuntamente ganado por el turismo. A falta de sustancia, el portavoz del Consell, Esteban González, volvió a anunciar que "dentro de algunas semanas" se conocerá la nueva marca valenciana. La ausencia de Zaplana no fue la única ayer en Fitur. El secretario general de los socialistas valencianos excusó su presencia por la dificultad de viajar a Madrid con el mal tiempo. Los socialistas, no obstante, pusieron el dedo en la llaga en la división interna del PP.

Los encontronazos entre socialistas y populares también se exhibieron ayer en Fitur. La diputada socialista Amparo Marco se quejó de que Turismo les negara una sala del pabellón valenciano para celebrar una rueda de prensa. Un portavoz de Turisme replicó que Marco realizó la solicitud en un escrito a mano "tres o cuatro días" antes del día de la Comunidad Valenciana, jornada en la que tradicionalmente la sala está reservada para la rueda de prensa del presidente de la Generalitat.