Bronco estreno de 'La flauta mágica' de La Fura y Plensa
La Bastille de París acoge 11 funciones con las entradas vendidas
La ópera Bastille no recibió indiferente la heterodoxa versión que la Fura dels Baus y Jaume Plensa han hecho de La flauta mágica, de Mozart, en coproducción con la ciudad alemana de Bochum y el Teatro Real de Madrid. Los responsables del espectáculo fueron tan silbados como aplaudidos en el estreno del lunes y confirmaron unas expectativas que, según Le Journal du Dimanche, oscilaban "entre el entusiasmo y la bronca" para un montaje "enloquecido, a la moda, provocador y popular".
Para Plensa, "el espectador tiene que salir inquieto del teatro. De La flauta mágica se ha dicho mil veces que es una obra para niños, festiva y alegre, cuando en realidad los protagonistas están intentando suicidarse continuamente". "Con Jaume Plensa es la cuarta vez que colaboramos en una ópera", dice Alex Ollé, de La Fura, y "si las conversaciones con la Ópera de París se confirman, haremos El castillo de Barba Azul, de Bartok, y una obra de Janacek". A juzgar por la reacción de Gérard Mortier, director de la Ópera de París, los proyectos se harán realidad. "Detesto el arte consensual", concluye Mortier.
La estrategia seguida en la colaboración Fura-Plensa es siempre la misma: "Contamos una historia paralela", afirma Plensa. "En el caso de La flauta, ese relato paralelo transcurre durante la pérdida de conciencia de Tamino, tras la obertura. Toda la acción sucede en su cerebro, en el lugar más salvaje del cuerpo, un sitio en el que pueden encontrarse dos ideas totalmente enfrentadas". Jugar con formas hinchables es, para Ollé, coherente y lógico "pues esas piezas, como las ideas, sólo son aire, se deshinchan o hinchan en función de los sentimientos".
Las 11 representaciones previstas en la Bastille se hacen con todas las entradas vendidas. "En 2007 repondremos el montaje", dice Ollé. Esa expectación tiene una especial significación cuando se piensa que La flauta mágica ha sido objeto en los últimos años de otras dos producciones de la Bastille, firmadas por Bob Wilson (1991) y Beno Besson (2000), e incorporadas las dos al repertorio del teatro. "Nosotros no hemos utilizado para nada las alusiones masónicas del libreto original. Cuando pones en escena hoy la obra no es justo que el libretista se convierta en el tonto del espectáculo, que todo pueda modernizarse o revisarse excepto eso. Es Rafael Argullol quien ha escrito unos poemas que reemplazan el recitativo de origen. Y son dos grandes actores, Dominique Blanc y Pascal Gregory, sentados en lo alto de dos sillas de árbitro de tenis, quienes los dicen", cuenta Plensa. Y Argullol, Blanc y Gregory compartieron los silbidos destinados a fureros y Plensa. El público, al que los versos de Argullol ponen en entredicho, no soportó que le hubiesen cambiado su Flauta mágica, que ése no fuese, en definitiva, el mismo mar de todos los veranos.
Babelia
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