Aznar pide mantener la política contra ETA hasta su "derrota total"

El homenaje al concejal popular donostiarra Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA hace hoy 10 años, congregó ayer en el Kursaal de San Sebastián a políticos del PP y del PSOE y a familiares de las víctimas. José María Aznar, ex jefe del Gobierno, pidió que no cambie "ni un milímetro" la política antiterrorista hasta la "total derrota de ETA", que está "en su momento de máxima debilidad". Afirmó que "los terroristas no pueden lograr ninguna retribución por dejar de matar".

El homenaje al edil asesinado por ETA en 1995, que estrenó así la llamada "socialización del sufrimiento" (extensión del miedo con el asesinato de políticos no nacionalistas), duró dos horas y media. Hubo siete intervenciones y se proyectó un vídeo que ensalzó al edil popular. Las opiniones de Ordóñez resultan, vistas ahora, premonitorias de lo que luego fue la estrategia de ETA y del nacionalismo vasco en el Pacto de Lizarra. El acto concluyó con imágenes de Ordóñez diciendo: "Soy un vasco que llegó un momento en que no pudo más y dijo ¡Basta ya!". Empezó con un debate grabado en ETB entre Ordóñez, Fernando Buesa (PSE) y Joseba Egibar (PNV), el único que sigue vivo.

El acto fue organizado por la Fundación Gregorio Ordóñez, con una representación de las asociaciones ¡Basta Ya! y Víctimas del Terrorismo. Asistió la directora de Atención a las Víctimas del Gobierno vasco, Maixabel Lasa. Lo clausuró la viuda de Ordóñez, Ana Iribar, quien pidió a los gobernantes que hagan que pueda decirle a su hijo Javier, de 11 años, que su padre no murió en balde: "Para que ningún hijo pregunte por qué ha sido asesinado su padre".

Antes, Aznar elogió a Ordóñez porque "desafío a los terroristas y pagó con su vida su decisión". Defendió, como único "objetivo necesario y posible", la "derrota de los terroristas, la aplicación de la ley a los asesinos y a sus cómplices, la justicia y el reconocimiento a las víctimas, la integridad del sistema democrático, la Constitución y el Estado de derecho"."No hay ninguna razón para apartarse de la única política antiterrorista que, con el acuerdo y el rigor, ha conseguido que la derrota de los terroristas sea la esperanza auténtica que hoy podemos tener", dijo. Aznar equiparó los objetivos del Pacto de Lizarra con el plan Ibarretxe, porque pretenden "destruir el Estatuto, para que la Constitución sea expulsada del País Vasco y España sea desgajada al precio que sea". Frente ello, pidió la "derrota total de los terroristas" con "la aplicación estricta de la ley". "Ni los terroristas ni sus cómplices o ayudantes, ni sus colaboradores, pueden tener ninguna retribución, en ningún caso ni nunca, por matar o por dejar de matar".

El homenaje lo presentó el periodista José María Calleja e intervinieron Maite Pagazaurtundua (edil del PSE), Cristina Cuesta (hija de Enrique Cuesta, delegado de Telefónica asesinado en 1982), el filósofo Fernando Savater y los populares María San Gil (candidata a lehendakari) y Jaime Mayor (portavoz en el Parlamento Europeo). Pagazaurtundua pidió imitar el "coraje y la audacia" de Ordóñez, "defender las ideas y no el poder". San Gil, que presenció el asesinato de Ordóñez, resumió así su mensaje político: "Hay que conseguir la normalización del País Vasco, que pasa por la derrota del terrorismo y la alternancia política" en Euskadi. Mayor agradeció a Ordóñez que le enseñara "a ser valiente" y mantuvo que ETA elige a sus víctimas entre quienes son "un estorbo para los proyectos rupturistas del nacionalismo vasco". Savater reprochó a ETA haber "logrado hacer invisibles a los constitucionalistas en Euskadi, recluyéndoles en los despachos" por el riesgo de atentado. Cuesta pidió que no haya "ni olvido" a las víctimas, "ni impunidad ni cesión al chantaje".