El MNAC exhibe la misteriosa belleza de la escultura románica del valle de Boí
La exposición agrupa 15 tallas de madera relacionadas con el ciclo del Descendimiento
Son sólo 15 esculturas, pero tan bellas y misteriosas que su exposición conjunta en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) tiene carácter de acontecimiento. Obras maestras del románico. Esculturas del valle de Boí se presentó antes en el Musée National du Moyen Âge de París, donde recibió unos 150.000 visitantes, y reúne obras procedentes de este museo, del Episcopal de Vic, del Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard y del propio MNAC, que la presenta en un sobrio pero escenográfico montaje hasta el 28 de marzo.
Poca cosa se sabe con exactitud de estas esculturas más allá de que fueron "descubiertas" en su mayoría en la expedición de 1907 organizada por el Institut d'Estudis Catalans, en la que también salieron a la luz los famosos frescos románicos de Taüll y Boí que dan fama al museo catalán. Los historiadores aún discuten sobre su cronología exacta, su ubicación original, su autoría e incluso sobre su iconografía, si bien todas las obras presentadas están relacionadas con el ciclo del Descendimiento de la Cruz, que comenzó a tomar fuerza en el siglo XII como respuesta a las herejías que ponían en duda la doble naturaleza, divina y humana, de Cristo.
Jordi Camps, conservador del MNAC, y Xavier Dectot, conservador del Musée National du Moyen Âge de París, son los comisarios de la exposición y han acordado datarlas en el siglo XII, sin especificar si fueron realizadas a principios o a finales. También se inclinan por considerarlas procedentes de un mismo taller, que denominan de Erill, ya que el conjunto más completo y mejor conservado es el Descendimiento de Erill la Vall, que se presenta al completo gracias a un convenio con el Museo Episcopal de Vic, el cual atesora cinco de las siete tallas de las que consta el conjunto.
Es curioso, indican los comisarios, que los descendimientos catalanes son los únicos de esta época en Europa que incluyen las figuras de los dos ladrones: el bueno, Dimas, y el malo, Gestas. Como no se conoce la colocación original de las piezas, en la presentación catalana del conjunto la ubicación de los dos ladrones es inversa a la que tuvieron en París, lo que es un curioso experimento de los comisarios. Las incógnitas como ésta se analizan de forma amplia en el catálogo. En la exposición, en cambio, se ha primado la belleza de las piezas en un montaje a cargo de Dani Freixas que incorpora música de la época en las amplias salas grises, débilmente iluminadas, en las que se ha optado por mostrar una sola pieza o conjunto.
Además del Descendimiento de Erill destaca la presentación de dos figuras que los comisarios consideran parte de un grupo que representaba la visita de las tres Marías al sepulcro. Una de las tallas representa a María Magdalena y procede del museo Fogg de Harvard. La otra es una María de la que sólo había referencias fotográficas desde principios del siglo XX y que fue adquirida hace un año por el museo parisiense. Excepcional es también la exhibición del Crist de Mijaran, que sigue siendo una figura de culto en la iglesia de Sant Miquel de Vielha, en la Val d'Aran. Pese a conservarse sólo el busto, es el más trabajado y el que mejor conserva aún la base de preparación para la policromía que adornaba estas figuras. Del MNAC proceden el Descendimiento de Taüll, del que se conservan sólo cuatro tallas, y la Virgen del Descendimiento de Durro.
Ésta es la primera exposición temporal que presenta el MNAC desde su reinauguración el pasado 16 de diciembre. En este tiempo ha tenido 63.945 visitantes, 36.518 de ellos en las tres jornadas de puertas abiertas.
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