Sevilla recuerda la explosión de la contracultura en los años sesenta
El final de los años sesenta fue una época convulsa en Europa y EE UU. La contracultura, los hippies, el cuestionamiento del mundo establecido, el rock... Todo ello contribuyó a una ruptura generacional que dinamitó algunas columnas. La Revolución del 68 recogió los vectores de esa pasión y llevó a la luz sus realidades y contradicciones. Sevilla no fue ajena a los aires que venían de París y California. La exposición Vivir en Sevilla, construcciones visuales, flamenco y cultura de masas desde 1966, que se inaugura hoy jueves a las 20.00 en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, recoge este momento mágico. Pedro G. Romero es el comisario de la muestra, que será clausurada el próximo 27 de marzo.
Las bases militares estadounidenses de Rota y Morón de la Frontera fueron una importante vía de entrada en Andalucía de la cultura pop. Los que viajaban al extranjero -sobre todo, a Londres y París- regresaban con un suculento botín de discos, películas, cómics y libros. Un impulso irrefrenable de romper fronteras espoleaba a muchos jóvenes andaluces mientras la dictadura enfilaba su último tramo.
La muestra se divide en tres apartados principales: música, cine y juego. La exposición se introduce en campos tan diversos como los largometrajes de Gonzalo García Pelayo, los discos de Triana o los dibujos de Luis Gordillo, Toto Estirado, Chema Cobo y Guillermo Pérez Villalta, entre otros. "Creíamos que era necesario poner en valor este movimiento, que a veces no era movimiento, sino pequeños grupos e individuos que proponían cambiar el concepto de arte que les había sido impuesto", comentó ayer la consejera de Cultura, Rosa Torres, al presentar la muestra.
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