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Las cajas destinan 1.140 millones a la Obra Social, centrada en cultura

Las entidades, al no dar dividendo, dedican el 28% del resultado a esta labor

Íñigo de Barrón

Hace sólo unos años, las cajas de ahorros dedicaban una buena parte de su Obra Social a financiar sanatorios y puestos de socorro. Ahora, esa necesidad está cubierta por la Administración y las cajas apoyan, entre otras cosas, las becas para la investigación. Es sólo un ejemplo de la evolución de estas inversiones sociales, centradas en cultura, ocio, asistencia social y educación. Las 46 cajas destinaron 1.140 millones a estas labores en 2003.

Las cajas presupuestaron gastarse 1.043 millones en Obra Social en 2003, pero, con posteriores inversiones, la partida se elevó hasta 1.140 millones, un 5,9% más que el ejercicio anterior. En 2004, la inversión inicial estimada es de 1.200 millones de euros.

Cada vez existe más sensibilidad por la responsabilidad social de las empresas. Los ciudadanos piden a las compañías que, además de obtener beneficios y repartir dividendos, reviertan parte de lo obtenido a la sociedad. Las compañías han comenzado a reaccionar y ya hacen público las dotaciones del capítulo de responsabilidad social.

Según un estudio de Infoadex, citado por la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), en patrocinio, mecenazgo y marketing, el conjunto de las empresas españolas gastaron 767 millones en 2003. Un porcentaje de esta partida se utiliza como reclamo comercial, ya que incluye el patrocinio deportivo.

En medio de este debate, los responsables de las cajas recuerdan su papel social. Sus competidores, los bancos, dedican la mitad de lo ganan a dividendos. Mientras, la cajas, que no tienen accionistas, dedican casi un tercio de lo ganado a la Obra Social. Incluso, aseguran, su papel es más amplio porque centran parte de su actividad bancaria en los colectivos menos favorecidos (inmigrantes, ancianos, zonas rurales, etc,) para integrarlos económicamente en la sociedad.

"La finalidad es fomentar el desarrollo económico y el progreso social de la comunidad. Este hecho forma parte esencial de la misión de las cajas. No es una decisión que sea tomada por los órganos directivos ni que tenga que renovarse continuamente", comentan fuentes de la CECA. Las cajas entienden que la financiación pública se está retirando de algunos proyectos sociales "lo que implica la necesidad de buscar nuevos apoyos, como pueden ser las cajas", afirman fuentes oficiales.

Los 1.140 millones se reparte, de mayor a menor importancia, de esta forma: el área de cultura absorbe 440 millones; la de asistencia social, 280 millones; educación, 145 millones; actividades de ocio y tiempo libre, 87 millones; recuperación y protección del patrimonio artístico, 65 millones; dotación a investigación y desarrollo, 60 millones; apoyo al medio ambiente, 36 millones y sanidad, 25 millones.

Críticas de la banca

Sin embargo, desde los bancos, que han visto como las cajas les han comido terreno año a año hasta hacerse con poco más de la mitad del mercado financiero, se critica esta actividad. A su juicio, la Obra Social, sobre todo la parte cultural y de ocio, también se utiliza como gancho comercial para aumentar el negocio "y algunas actividades no son tan desinteresadas como parecen. Parte de los centros y de las actividades sociales hacen su labor, pero también buscan clientes que ingresen dinero o a los que se pueda prestar servicios financieros".

La otra crítica es que, parte de esta Obra Social, sobre todo la que se hace en colaboración, sirve para congratularse con los poderes públicos, ya sean ayuntamientos o comunidades autónomas, de los que luego reciben un trato preferente. Las cajas responden que parte de lo que los bancos incluyen en la Responsabilidad Social Corporativa es, por ejemplo, patrocinio deportivo, que tiene finalidad comercial. La cuestión es vital porque el éxito de bancos o cajas depende de la imagen que los ciudadanos tengan de ellas.

La Obra Social puede realizarse por la propia entidad (que absorbe el 66% del presupuesto) o en colaboración. Ésta es la que se transforma en subvenciones, ayudas a entidades públicas y a ONGs, principalmente.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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