La tragedia golpea a Marco Caneira

La tragedia golpeó ayer al Valencia antes de disputar su encuentro de Liga en El Sadar. Eran las 15.30 horas cuando el defensa portugués Marco Antonio Caneira, de 25 años, recibió una llamada en su teléfono móvil avisándole del grave estado de salud de su hija María, de ocho meses, que iba a ser ingresada en el Hospital 9 d'Octubre de Valencia con problemas respiratorios. El jugador, que estaba a punto de abandonar el hotel de concentración para viajar hacia el estadio, comunicó la noticia al club y decidió tomar un vuelo privado a Valencia. Antes de partir, otra llamada le avisó del trágico desenlace. Su hija había fallecido de una parada cardiorespiratoria debido al "síndrome de muerte súbita de lactante", según fuentes médicas.

Caneira tuvo que ser medicado tras recibir las noticias que le llegaban de su familia. Viajó en avión con el director de comunicación del Valencia, Jordi Bruixola, y un miembro del cuerpo médico del club. Ningún directivo de los presentes en Pamplona le acompañó. El defensa llegó a las 18.00 al hospital valenciano, donde le esperaban varios empleados del club, el ex presidente Jaime Ortí y algunas esposas de sus compañeros. El doctor Javier Miranda, médico adjunto de la unidad de cuidados intensivos neonatales y pediátricos del Hospital 9 de Octubre, explicó que la niña, la menor de los tres hijos de Caneira, ingresó en el hospital a las 15.35 "con una parada cardiorrespiratoria con ausencia de movimientos respiratorios, pulso y latido cardiaco" y que falleció a las 16.05 tras media hora de intentos de reanimación.

El Valencia intentó aplazar el encuentro contra Osasuna. Recibió la conformidad del equipo navarro y del árbitro, González Vázquez, pero éste puso como condición obtener el visto bueno de la Federación Española. Los clubes y el colegiado, éste a través del Comité Nacional de Árbitros, intentaron contactar con la Federación, pero sin éxito. Nadie respondía en el organismo federativo y su presidente, Ángel María Villar, estaba ilocalizable. Fernando Garrido, portavoz de la federación, aseguró a medianoche de ayer, que la decisión de suspender o no el partido residió en el árbitro y que "cinco responsables" federativos tenían "operativo el teléfono", pero que nadie se dirigió a ellos hasta que un medio de comunicación les informó del suceso, con el partido iniciado.

El entrenador del Valencia, Claudio Ranieri, decidió jugar antes de demorar más la situación. Los titulares no conocían la muerte de la hija de Caneira y no se enteraron hasta después del encuentro. Sí lo supieron los suplentes que estaban en el banquillo, pero el preparador físico, Roberto Sassi, se quedó con ellos en el descanso para que el resto de la plantilla se aislara de la noticia.

El Valencia sólo habló en boca de su presidente, Juan Soler: "No nos hemos fijado en el partido. Hemos hecho todo lo posible para suspenderlo y Osasuna ha estado siempre a disposición nuestra, pero el árbitro sólo quería suspender si la Federación lo autorizaba. Y ha sido imposible hablar con ellos".

Caneira llegó al club en verano cedido por el Girondins de Burdeos, donde jugaba cedido a su vez por el Inter. Ha disputado 11 partidos de Liga y cuatro de Champions, la mayoría como central. Ayer, sin embargo, iba a actuar de lateral derecho para cubrir la baja por lesión de Curro Torres.