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DOS INICIATIVAS DE MEDIO AMBIENTE

La ley de pesca propone más zonas protegidas y un examen para tener la licencia

La penúltima ley franquista vigente, la Ley de Pesca de 1942, empezó ayer a perder vigencia. El consejero de Medio Ambiente, Salvador Milà, y el director general de Medio Natural, Ramon Luque, presentaron el nuevo proyecto, que entrará en el Parlament antes del verano y se convertirá en ley este mismo año, a un público inusualmente numeroso. Hasta 392 personas, todas ellas relacionadas con el mundo de la pesca en río, asistieron al acto en el que se expusieron las principales directrices de la futura ley. Entre los puntos que ésta establece destacan la necesidad de un examen para obtener el carnet de pesca, la protección de un mayor número de zonas y evitar la contaminación que producen las especies foráneas introducidas con ánimo repoblador y que se han mostrado devastadoras en no pocos casos.

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La introducción de especies foráneas con el objetivo de repoblar los ríos ha sido durante años una práctica constante. Los resultados, sin embargo, no han sido los esperados. En no pocos casos, esta práctica ha contribuido de forma notable a debilitar la fauna autóctona y a aumentar las colonias de depredadores, empobreciendo al final la vida fluvial. La nueva ley busca, entre otras medidas, poner coto a esta práctica, explicó Milà. El nombre es larguísimo: Anteproyecto de ley de Ordenación sostenible de la pesca recreativa y conservación de los ecosistemas acuáticos continentales de Cataluña. Y lo es, precisa Luque, porque se ha buscado la precisión, aunque sus promotores son conscientes de que, al final, será conocida como ley de pesca. Parte de una especie de lema: "Un río es algo más que agua y peces". Y busca, en consecuencia, la preservación del conjunto como un todo. Asume que la pesca ha dejado de ser una fuente de recursos alimentarios para convertirse en una actividad de ocio que, además, puede ser una fuente de atracción para el turismo.Para ello hay que preservar el río a largo plazo y no buscar la rentabilidad inmediata. Y hay que tener en cuenta que el mundo, desde 1942, ha cambiado. Incluyendo las técnicas de pesca y los conocimientos sobre las aguas y las especies y las formas de preservarlas. Un ejemplo, durante un tiempo se procedió a repoblar los ríos catalanes con trucha atlántica, ante la evidencia de que disminuía la población de trucha mediterránea. No se tuvo en cuenta que la primera soporta temperaturas de hasta 15 grados y la segunda sólo de 10, así como que una y otra especie tienen diversa necesidad de oxígeno en el agua y soportan peor determinados grados de acidez. La mezcla de ambas especies no ha resultado nada positiva. En los ríos catalanes hay ahora 14 especie autóctonas, no siempre con un futuro prometedor. En estos momentos los ríos catalanes pierden calidad en sus ecosistemas, entre otros motivos por el impacto de especies nuevas introducidas y por repoblaciones masivas. En Cataluña hay más especies introducidas que propias. La nueva ley contempla un endurecimiento para quienes introduzcan sin permiso nuevas especies en los ríos catalanes. Pero se busca también garantizar la continuidad del curso, evitar que se sequen algunos tramos y con ello la pérdida de oxigenación, así como evitar la migración de las especies al causar la discontinuidad de los cursos por presas, diques y tramos secos: impiden el ciclo reproductivo y producen un empobrecimiento genético. Para ello se establecerán caudales mínimos y se crearán escalas y pasos de los peces en todas las presas y diques con el objetivo de permitir a las poblaciones el ciclo biológico y mantener la diversidad genética de las mismas. La nueva ley prevé reducir drásticamente las zonas de pesca libre, casi en un 50% de las actualmente existentes, aunque las zonas y especies serán revisadas cada tres años. Se establecerán hasta seis áreas distintas, desde aquellas donde la pesca estará totalmente prohibida hasta la libre, pasando por las de capturas restringidas. Lo mismo ocurrirá con las especies que se catalogarán como protegidas, vulnerables, pescables, introducibles y perjudiciales. Milà insistió en que la ley será hecha con la participación de todos los sectores implicados, desde los pescadores a los vendedores de artículos de pesca y a las poblaciones turísticas fluviales, además de las entidades ecologistas.

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