Rajoy ofrece tranquilidad y certidumbre a la militancia
El líder del PP y el ex presidente Aznar participan en San Sebastián en la cena anual de los electos guipuzcoanos del PP
Con una agenda tan apretada que no le permitió un respiro tras su paso por La Moncloa para reunirse con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el líder del PP, Mariano Rajoy, atravesaba ayer en volandas el umbral del Hotel de Londres de San Sebastián, pasadas las diez y media de la noche, tras viajar contrarreloj desde Madrid, con el fin de estar presente en la tradicional cena navideña con los cargos electos guipuzcoanos de su partido, este año "con efecto retroactivo", como señaló irónicamente. Desde ese simbólico escenario ofreció "lealtad" al Gobierno si éste es "leal".
Rajoy fue recibido con entusiasmo por dos centenares de personas que ya le esperaban con la cena iniciada. Entre ellos, el ex presidente José María Aznar acompañado de su esposa, Ana Botella, que conocen muy bien a este núcleo activo del partido popular guipuzcoano con el que han hecho piña en estos años y entre el que se desenvuelven con toda familiaridad. El ex presidente, que el pasado año aprovechó este evento navideño -el que reúne a los electos del PP más amenazados por el terrorismo de ETA- para realizar la despedida de su mandato entre los afiliados, donde se le escaparon unas emotivas lágrimas, decepcionó a algunos asistentes que esperaban una intervención suya que no llegó a producirse.
Y es que la noche era de Rajoy, que no había perdido un solo minuto para acudir directamente a ocupar una mesa, tras su reunión con Zapatero, con el núcleo del PP más sensible a la nueva situación política creada tras la aprobación en el Parlamento vasco del plan Ibarretxe, el sector guipuzcoano, el más resentido por la amenaza de ETA. "Conozco nuestro partido y sé la importancia y el mérito que tienen quienes han defendido al PP en Guipúzcoa", reconoció Rajoy a la vez que agradecía a los Aznar su presencia ayer en la capital guipuzcoana.
Rajoy dio un mensaje positivo y voluntarista, cargado de optimismo y evitando cualquier alarmismo que contribuya a enturbiar el ambiente. El presidente del PP aseguró que venía al País Vasco a ofrecer "tranquilidad y certidumbre" porque el partido que él preside representa "la garantía de la unidad, la soberanía nacional, el respeto a la legalidad, a las reglas de juego y a las normas de convivencia". Y, "sobre esas bases, seremos leales si el Gobierno es leal", añadió. A continuación, prometió lealtad a la propia historia y a sus votantes así como a quienes "han dado la vida por estos principios".
"Tened la absoluta seguridad de que las cosas sí tienen solución, y que muchas cosas que ahora vemos se van a evitar", afirmó con convicción el dirigente popular. No perdió la oportunidad de hacer alusión a las próximas elecciones vascas en las que prometió trabajar para construir "la alternativa de la alternancia en democracia, frente a otros que han estado siempre", en alusión a los nacionalistas.
La presidenta del PP vasco, María San Gil, aprovechó la presencia de los dirigentes populares para recordar que la situación política es "extremadamente grave" debido al "proceso de convergencia PNV-EA-ETA" que, aunque a distintos ritmos, se está produciendo al compartir estos partidos un proyecto de independencia con la banda.
San Gil también criticó a los socialistas vascos y a su secretario general, Patxi López, de quien afirmó que mantenía la pretensión de "acercarse al nacionalismo antes de seguir formando una alternativa clara". El PP del País vasco celebrará hoy en San Sebastián una comisión ejecutiva que presidirán Rajoy y Ángel Acebes.
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