La oposición municipal de Barcelona gana en intención de voto

El barómetro trimestral elaborado en diciembre por el Ayuntamiento de Barcelona refleja la peor valoración del año del gobierno municipal. Los dos partidos de la oposición (CiU y el PP) avanzan en intención de voto, mientras que el ERC e ICV retroceden y el PSC repite respecto a hace tres meses, pero pierde peso en el conjunto del año. Además, desciende el número de ciudadanos que aprueban la gestión del alcalde Joan Clos y su equipo, mientras que aumenta el de los que la rechazan. Inseguridad, vivienda y circulación son los principales problemas, según la encuesta.

CiU registró en septiembre una intención de voto del 12,4%. Tres meses después ha logrado alcanzar el 13,2%. El PP se situaba hace tres meses en el 5,3%. El barómetro hecho público ayer lo coloca en el 5,7%. Estos avances se producen a costa del tripartito en general y de los dos partidos que gobiernan con los socialistas en particular. El PSC repite, con el 29,2%, aunque en junio había logrado alcanzar el 36,4%, pero ICV pasa del 8,8% de septiembre al 7,5%, y Esquerra, del 10,2% al 9,9%.

La valoración de los cinco cabezas de lista, en cambio, cae en todos los casos. El alcalde, Joan Clos, y sus aliados, Imma Mayol (ICV) y Pere Portabella (ERC), obtienen una puntuación de 5,7, lo que supone dos décimas menos para el primero y una para cada uno de los segundos. También pierde una décima Xavier Trias (CiU), que es puntuado con un 5,5. La peor calificación es para Alberto Fernández (PP), que sólo obtiene un 3,8, dos décimas por debajo de la obtenida en septiembre.

Los resultados son peores cuando se pregunta a los ciudadanos sobre la gestión del gobierno municipal. El 44% cree que es buena, 12,9 puntos menos que en marzo, cuando el 56,9% daba una respuesta positiva. En cambio, los que opinan que la gestión es mala o muy mala han pasado del 15,8% al 27%.

No sale mejor parado el equipo de gobierno en la pregunta sobre si la situación de Barcelona mejora o empeora. Aumenta el número de los que creen que las cosas están peor (el 27,9%, frente al 18,4% de principios de año) y son menos quienes afirman que la situación es mejor ahora (el 44,5%, frente al 51,9% del primer trimestre). La misma tendencia, aunque mucho menos acentuada, se reproduce en la pregunta sobre la situación general de Cataluña: el 48% juzga que es mejor, frente al 51,4% que lo afirmaba hace tres meses, y el 17,1% piensa que es peor, ocho décimas menos que en septiembre, pero por encima del 15,3% del barómetro del mes de marzo.

Las perspectivas de futuro obtienen resultados similares. El 66,6% cree que todo mejorará, pero ese porcentaje era del 75,1% en marzo, y el 15,9% opina que la situación empeorará, frente al 9,1% del primer trimestre de 2004. Y los resultados son muy parecidos al preguntar sobre el futuro, pero circunscrito a la situación económica de la ciudad: el 51,5% respondía en marzo que era buena o muy buena; en diciembre, el porcentaje cayó hasta el 42,9%, el más bajo del año; quienes creen que la economía va mal o muy mal eran el 21,9% en el primer trimestre y se habían convertido en el 25,3% a final de año, aunque en este caso con un descenso continuado desde junio (los pesimistas representaban entonces el 28,5% de los encuestados) y septiembre (25,8%).

El problema más grave de la ciudad, según los barceloneses, es la inseguridad, asunto que se ha mantenido como el más preocupante durante todo el año, seguido de la vivienda. En tercer lugar se sitúa la circulación, y en cuarto, los problemas asociados a la emigración, que retrocede, mientras que aumenta la preocupación por la limpieza.

"Los resultados", comentó ayer Assumpta Escarp, concejal del PSC, "muestran una gran estabilidad. La variación de unos y otros es de apenas un punto". En cambio, el descenso en la valoración de los dirigentes refleja, en su opinión, el clima político general. La valoración de CiU fue muy diferente. Para los nacionalistas, Clos "cae progresivamente, mientras que Trias se consolida como alternativa". El PP, por su parte, interpreta que el barómetro da fe de la pérdida de confianza en el gobierno municipal en su conjunto, y atribuye sus propios malos resultados a la existencia de importantes bolsas de "voto oculto".