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Columna
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Eurorregión y progreso

Santiago Petschen, catedrático valenciano de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, en su libro La Europa de las regiones, prologado por Jordi Pujol, expone la necesidad del conocimiento mutuo entre las diferentes concepciones que afectan a aquellas zonas geográficas que forman parte de un determinado territorio como elemento determinante de su posicionamiento estratégico en una Europa ampliada, donde el peso de las grandes urbes se revela cada vez más determinante y donde el peso de las regiones, individualmente consideradas, resulta al mismo tiempo cada vez menos efectivo si no se llevan a cabo determinadas actuaciones como las que se están produciendo en el Arco Atlántico, Báltico, Balcánico, Canal de la Mancha, Luso-Galaico, Países Bajos, o Tirol-Trento, entre otros.

Con una Europa de 25 países miembros y 450 millones de habitantes, que en 2007 alcanzará los 27 países y 500 millones, y que cuenta ya con más de 100 regiones reconocidas, se hace necesario un sistema de funcionamiento que permita ser operativos superando aquellas limitaciones estructurales que condicionan la competitividad de la economía de cada zona y la productividad de sus sectores autóctonos. En el caso de la eurorregión del Arco Mediterráneo se trata de que para mantener los niveles alcanzados por sus 17 millones de habitantes, con un PIB equivalente a la tercera parte de España y superando el 40 por 100 de la cifra total de exportaciones, se hace necesaria entre otros temas la transparencia en las operaciones de financiación e inversión pública estatal y la mejora permanente en infraestructuras y comunicaciones.

El grado de apertura exterior de esta eurorregión, superior al 50 por 100, coincide con la liberalización desde el 1 de enero del mercado mundial para determinados productos, como los textiles. Una nueva preocupación respecto al papel a desempeñar por la Unión Europea, tercera más poblada del mundo, tras China e India, y primera por PIB por delante de EE UU, y en lo relativo a la atención a dispensar a aquellas regiones donde se concentran los sectores afectados, como es el caso de los textiles en las pequeñas y medianas empresas ubicadas en el Arco Mediterráneo.

Y lo descrito en este caso para el textil es igualmente válido para otros sectores industriales autóctonos, o turísticos, o agrícolas, donde la coincidencia con los intereses de regiones próximas, del mismo o diferente Estado, teniendo en cuenta la reforma legislativa llevada a cabo desde la Conferencia Intergubernamental de Roma, la próxima Constitución europea, la actitud de la Comisión europea y la actual del Gobierno español, invitando a las comunidades autónomas a participar en las negociaciones de los temas en los que se sientan parte, no dejando pasar por alto la ocasión de hacerlo en nuestra propia lengua lo que cabe celebrar, obliga a promover los instrumentos de cooperación interregional, aprovechando las posibilidades de financiación que brindan los actuales fondos europeos para la agrupación entre regiones que superen los límites de las fronteras estatales. En este sentido la reciente celebración en Barcelona de una jornada por parte de l'Institut d'Economía i Empresa Ignasi Villalonga sobre la articulación del Arco Mediterráneo para mejorar la competitividad de esta área en la Unión Europea ha supuesto una importante reflexión sobre el progreso en esta eurorregión.

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