Claudio Abbado conquista La Habana
Como un nuevo conquistador, pero al frente de la Orquesta de Cámara Gustav Mahler y con la primera y séptima sinfonías de Beethoven como armas principales, Claudio Abbado llegó a La Habana hace días, tomó posesión de la ciudad el martes y el miércoles con dos conciertos memorables, literalmente, rindió a sus habitantes. Si no a todos, al menos a aquellos que tuvieron el privilegio de verlo y escucharlo en el teatro Amadeo Roldán, en el barrio del Vedado, abarrotado las dos noches. Quien estuvo allí entendió por qué este director de orquesta nacido en Milán en 1933 dirigió durante ocho años la orquesta de La Scala de su ciudad natal, y también por qué fue el sucesor, en 1989, de Herbert von Karajan al frente de la Filarmónica de Berlín. Su batuta en la Séptima sinfonía hizo dibujos increíbles, perfectos, sobre esta pieza magistral, y al concluir, el teatro entero en pie le retribuyó con 10 minutos de aplausos y con pétalos de rosas que cayeron desde los balcones. Los músicos de la Orquesta Gustav Mahler, todos jóvenes y de más de 15 nacionalidades diferentes, estuvieron impecables. Abbado, conocido por su empeño en propiciar las carreras de los más jóvenes compositores e instrumentistas en Europa, trabajó en el pasado con concertistas de las escuelas de arte cubanas. Con ellos ofreció un concierto inolvidable el 10 de enero del año pasado en el Amadeo Roldán, con el Preludio y muerte de amor, de la ópera Tristan e Isolda de Wagner, y la séptima de Beethoven en el programa. Con esta sinfonía, Abbado conquistó La Habana nuevamente esta semana.-
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