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Crítica:JUEGOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El amanecer de la guerra

Finalmente se hace justicia y la licencia Warhammer 40.000 recibe una adaptación para ordenador a la altura del juego de tablero. Relic se ha ocupado de que los marines espaciales, los del caos, los orcos y los eldar tengan una representación acorde con las exigencias de Games Workshop, inventores del título original. Se han cuidado todos los detalles que hacen únicas a las unidades, tal como se hace con las figuritas de metal que con deleite y esmero pintan los aficionados al rol de mesa. Los escenarios posapocalípticos sumergen las batallas entre los escombros de ciudades futuristas en un realismo que hasta ahora sólo existía en la imaginación del jugador. No se ha escatimado en efectos sonoros y visuales para impregnar de dramatismo las conquistas. Explosiones de partículas, iluminación dinámica y otras lindezas tecnológicas propias de la última generación de títulos tridimensionales están presentes en Dawn of War para alegrar las retinas.

'Warhammer 40.000: Dawn of war'

Desarrolla: Relic Entertainment

Distribuye: Proein

Plataforma: Windows

Género: Estrategia

Edad recomendada: Mayores de 16 años

Precio: 46,95 euros

Internet: www.dawnofwargame.com/

Como en las partidas del tablero, el objetivo es tener el control de los distintos puntos estratégicos del escenario. Para conseguirlo hay que capturar las torres que los identifican izando la bandera del equipo en su brillante mástil. No es complicado que un marine raso se salga con la suya si el punto es aún neutral. Bastan unos pocos segundos para completar la captura. Pero si hay que robar una zona conquistada por el enemigo, la batalla está asegurada. El primer consejo que se recibe es que hay que fortificar con autodefensas los puntos estratégicos, hecho que ya complica el acceso a ellos, y el tiempo para dominarlo se duplica si ya pertenece a otro bando. Las reglas son sencillas y en ello radica su atractivo.

Con unos recursos de energía limitados hay que empezar a construir las distintas unidades de exploración y combate junto a la infraestructura básica que permita seguir produciendo nuevos vehículos y edificaciones. Hay que elegir bien la estrategia y levantar el ejército idóneo porque cuando se termina el crédito habrá que luchar con lo existente. Las unidades solitarias sirven de poco; la estructura ideal es un batallón liderado por una unidad de rango superior, como un sargento o un comandante. Éstos dan moral a la tropa, aspecto muy importante ante ataques suicidas o para mantener posiciones comprometidas.

Los vehículos, de transporte o ataque, desempeñan un papel crucial al permitir enviar efectivos velozmente en el punto más necesario impidiendo que el enemigo tenga tiempo de recuperarse de la embestida. Sin la fuerza del Dreadnought, o el poderoso Whirlwind, para derribar las construcciones del rival, esta tarea se convertiría en eterna.

Si bien algunos hubiesen preferido un sesudo juego de estrategia por turnos para ser más fiel al título de tablero, no se puede desmerecer el excelente trabajo que Relic ha conseguido con esta entrega en tiempo real.

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