El último clásico
Nacido en Brooklyn en marzo de 1917, Will Eisner era el último superviviente de la era de los grandes maestros que definieron la estética del cómic en su época clásica. Inició su actividad en este medio colaborando en 1936 en la efímera revista Wow y abrió una tienda y un estudio dedicado a este género, en el que colaboraron otros artistas principiantes, y en donde consolidó su producción bajo los seudónimos Willie Rensie y Hill Erwin.
Su creación más importante apareció el 2 de junio de 1940, con el título The Spirit, una serie protagonizada por el detective y criminólogo Denny Colt, de quien la gente suponía que había muerto en su enfrentamiento con el malvado doctor Cobra, pero que en realidad vivía refugiado en un cementerio.
En oposición a los superhéroes uniformados que pronto dominarían el género en Estados Unidos, capitaneados desde 1938 por Superman, este personaje vestía un impecable traje civil, pero ocultaba sus ojos con un antifaz. En su cruzada contra el crimen, colaboraba con el comisario de policía Dolan y mantenía un romance con su hija, la rubia Ellen.
Influida por la contemporánea y pujante novela negra, la saga detectivesca de The Spirit, combinó los elementos realistas y los caricaturescos, lo que unido a su sabia utilización del claroscuro adscribió la serie a cierta tradición expresionista bien asentada en las series y las películas de misterio manufacturadas en Hollywood. Pretende la leyenda que tal serie influyó en Orson Welles a la hora de elaborar su Ciudadano Kane en 1941, pues es cierto que existen afinidades estéticas. En 1942 Eisner tuvo que abandonar la serie, al ser movilizado por el Ejército, pero la recuperó en 1946 hasta su conclusión en 1950.
Paralelamente a esta exitosa serie, desde agosto de 1937 Eisner produjo, con la colaboración de S. M. Iger, la serie Sheena, reina de la selva, protagonizada por una heroína silvícola, equivalente femenina de Tarzán, que jugueteaba con el erotismo de un cuerpo sucintamente vestido para atraer a lectores masculinos, pero que se extinguiría en 1953, durante la caza de brujas del macartismo, aunque legaría, como desquite póstumo, una abundante descendencia en las pantallas cinematográficas.
Eisner fue también autor de dos volúmenes pedagógicos sobre el género: Comics and Sequential Art (1985) y Graphic Storytelling (1996).
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