Los taxistas contrarios a la huelga harán frente a los piquetes
Los conductores aseguran que no reciben protección de la policía
Si en la huelga del próximo 10 de enero se repiten los incidentes de las anteriores, los taxistas que se oponen a ella se organizarán para luchar contra los piquetes. El anuncio nace del desamparo en el que dicen sentirse los que deciden trabajar. La Delegación del Gobierno negó ayer que la policía se haya inhibido en los paros. El Ayuntamiento de Barcelona aumentará la vigilancia en los puntos más conflictivos.
Hartos de la belicosidad de los piquetes informativos y de la, en su opinión, dejación de funciones de las fuerzas de seguridad, los taxistas contrarios a la huelga se organizarán para plantar cara a los violentos. "Tenemos fuerza para hacerlo. Si las administraciones siguen sin actuar, defenderemos nuestro derecho al trabajo", anunció Miquel Tomás, presidente del Sindicato del Taxi de Catalunya (SCT), que, junto con otras cinco organizaciones, se opone a los paros.
Las tres huelgas del último mes y medio han tenido un seguimiento casi absoluto. Sólo el miedo ha empujado a los taxistas a quedarse en casa, según Tomás. "Para que una huelga tenga éxito, basta con que la convoquen 200 taxistas [el gremio cuenta con 10.500 licencias]. Si te rompen un cristal, pierdes todo lo que has podido ganar", afirma un taxista.
Los que se oponen a los paros critican que la Guardia Urbana y el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) hayan permitido actuar a los piquetes. "No puede ser que un policía recomiende a un taxista que llega al aeropuerto que se marche para evitar problemas, en lugar de permitirle trabajar", denuncia Tomás.
Fuentes de la Delegación del Gobierno sostienen que esa recomendación sólo se dio en casos aislados. Los efectivos policiales que se destinarán con motivo de la huelga del 10 de enero a los puntos donde se concentran los conflictos (aeropuerto de El Prat, estaciones de Sants y del Norte, etcétera) serán los mismos que en las anteriores. El número de agentes sólo se incrementará si también lo hacen los conflictos durante la jornada.
El concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Hereu, informó de que aumentará la presencia de la Guardia Urbana en las estaciones más importantes. "Pero lejos de estos puntos, es difícil controlar a los piquetes", añadió.
Los tensiones entre partidarios y contrarios a las huelgas han crecido por la frustración de los primeros al no ver frutos tras ellas y de los segundos por no poder circular. En la última, la del 16 de diciembre, un piquete rompió la antena de radio y pinchó una rueda de un taxi. Además, tiraron huevos y pintaron con aerosol blanco el número de licencia de la puerta de los que circulaban. Miguel Ángel Martín, gerente del Instituto Metropolitano del Taxi, adelantó ayer que se personarán como acusación contra los que cometan agresiones en las próximas huelgas.
"Va a ser difícil que haya más presencia policial. Tendrían que movilizar al ejército", sostuvo José María Soto, presidente del Grupo Independiente del Taxi, uno de los convocantes de los paros. Según Soto, éstos han sido "voluntarios y pacíficos".Tomás cuantificó en 1,8 millones de euros las pérdidas que sufre el sector en cada huelga. Según los datos de las compañías de radiotaxi, los servicios en diciembre se redujeron el 20% respecto al mismo mes de 2003.
Los tres sindicatos convocantes, que piden una subida de las tarifas mayor que la aprobada por las centrales mayoritarias, han previsto un calendario de huelgas que coincidirá con importantes ferias y congresos que se celebran en Barcelona.
Las centrales mayoritarias juzgan suficiente el aumento pactado para este año, del 5,1%. Además, el horario nocturno se alarga dos horas, de 8.00 a 10.00. Tomás cree que detrás de las huelgas no hay intereses económicos, sino que se persiguen "cuestiones comerciales, el desgaste del tripartito y la obtención de tres sillones en el futuro Consejo Catalán del Taxi"
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