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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Los remedios del monte

Nuevas normas europeas regularán el uso de unas 400 plantas medicinales

Aunque apenas haya salido a la luz, desde la primavera del pasado año se libra una intensa batalla entre el sector farmacéutico y aquel otro que agrupa a los herbolarios y centros de dietética. Ambos quieren hacerse con el rentable negocio de las plantas medicinales y sus derivados, aprovechando la nueva directiva europea que regula el uso de estos remedios naturales, cuya trasposición al ordenamiento jurídico español debe resolverse este mismo año.

Unas 400 especies vegetales intervienen en la composición de unas 7.500 especialidades farmacéuticas disponibles en la mayor parte de los países europeos. En España, y al margen de los preparados de plantas medicinales, un 16% de los fármacos disponibles son derivados de algunas de estas especies. Las más utilizadas son la adormidera, la belladona, la datura, el beleño negro, la frángula, el eucalipto, la quina, el acónito, el hamamelis y el boldo.

Al margen de los fármacos convencionales, que sólo pueden despacharse en las farmacias, muchas de estas especies se utilizan como remedio tradicional para numerosas enfermedades, sobre todo en comarcas rurales donde la herboristería tiene una larga tradición. En La Alpujarra granadina, por ejemplo, está documentado el uso de más de medio centenar de plantas medicinales autóctonas, algunas de las cuales, como la manzanilla de Sierra Nevada, se han colocado al borde de la extinción como consecuencia de su recolecta desmedida.

Beneficios

Pero al margen de estos usos tradicionales, muchas de estas especies se han incorporado a la floreciente industria de los fitomedicamentos, que no es más que una actualización de esos remedios tradicionales, que ahora se presentan en forma de gránulos, extractos, comprimidos o jarabes, de manera que el consumidor les otorga una cierta credibilidad científica, ya que están sometidos a los controles y garantías del fabricante. El 80% de este mercado, que ha llegado a crecer hasta un 30% anual desde finales de los años noventa, se concentra en los herbolarios y centros de dietética, que en España suman unos 5.000 establecimientos, mientras que el 20% restante se comercializa en las farmacias. Las ventas de estos productos reportan al año más de 200 millones de euros, cifra que no deja de incrementarse en cada ejercicio. Nada se sabe de la comercialización en mercadillos y puestos de venta ambulante, ya que esta práctica está prohibida, aunque no es difícil comprobar cómo se incumple dicha norma.

Desde hace más de 10 años la Administración trata de poner orden en este mercado, aunque las diferentes iniciativas legales se han ido posponiendo en espera de un marco legal europeo que, por fin, llegó en la primavera de 2004. La nueva directiva, que regula los medicamentos tradicionales elaborados a partir de plantas, deberá trasladarse a la legislación española este mismo año, aunque aún no se sabe qué postura adoptara el Gobierno en lo que se refiere a la comercialización de estos productos, ya que caben interpretaciones más o menos restrictivas de la norma.

Mientras que el sector farmacéutico reclama la exclusividad en la dispensación de estos remedios, los herbolarios y centros de dietética quieren mantener su elevada cuota de mercado, argumentando que en otros países europeos la comercialización de preparados a base de plantas medicinales es libre aunque esté sometida al control de las autoridades sanitarias. Esta última opción obligaría a crear una categoría de productos, que algunos denominan "fitotradicionales", que aun estando sometidos a las normas de la Agencia Española de Medicamentos, podrían venderse sin prescripción médica y fuera de las oficinas de farmacia.

El debate no está resuelto porque está en juego un boyante negocio en el que todos quieren participar. A juicio de Eva Moré, del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña, "el mercado de plantas medicinales continuará su tendencia alcista, seguramente favorecido por nuevas crisis alimentarias como las que se produjeron por las dioxinas en la carne de pollo o la de las vacas locas". Para situar el potencial del consumo español de productos herbodietéticos, añade, "baste decir que las ventas en España apenas representan el 16% de las que se producen en Alemania, y que en la actualidad, según estudios llevados a cabo por especialistas franceses, el mercado español está a un 50% de su potencial".

Andalucía concentra buena parte de los cultivos que en España se dedican a las plantas medicinales y aromáticas, sobre todo en explotaciones de tipo ecológico que, en la región, ocupan ya cerca de 2.000 hectáreas.

sandoval@arrakis.es

Vegetales peligrosos

Sin esperar a que Bruselas promoviera nuevas normas sobre el uso de plantas medicinales, el Gobierno dictó hace poco menos de un año una orden en la que se establece una lista de especies cuyo uso está restringido y su venta al público prohibida por razón de su toxicidad. En estos casos, los vegetales sólo podrán utilizarse para la elaboración de especialidades farmacéuticas, fórmulas magistrales, preparados oficinales, cepas homeopáticas y tareas de investigación.

La lista incluye 197 especies, entre las que se encuentran aquellas cuya toxicidad era de sobra conocida, como el acónito, la adelfa, el beleño, la belladona o la digital, pero también otras, menos populares entre los consumidores, cuya venta no estaba sometida a ninguna restricción aunque no se dispensaran ni en farmacias ni en herbolarios. En este segundo apartado se citan especies con efectos psicotrópicos, estimulantes o alucinógenos, como la salvia de los adivinos (que nada tiene que ver con la salvia común), el peyote, el cactus de San Pedro o el boletus de Satanás.

También se mencionan plantas que tienen un cierto uso tradicional y que, sin embargo, recientes estudios han relacionado con episodios de toxicidad hepática o renal, como ocurre con la denominada "cáscara sagrada" o con el tusílago, cuyo uso no presenta riesgos siempre que se limite a las especialidades farmacéuticas en las que están presentes y se apliquen bajo control médico.

Como han puesto de manifiesto especialistas del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), existe la falsa percepción de que los productos naturales son inocuos en lo referente a efectos secundarios, percepción que se basa "en la tradición de su uso en lugar de fundarse en estudios sistemáticos para evaluar su seguridad, en general inexistentes".

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