Un barrio más viejo que antiguo
La ciudad se abrirá hacia el río Cardener y mejorará la fachada de la entrada sur de la ciudad
Manresa tiene en su barrio antiguo la principal zona de degradación urbanística; es decir, la de más baja cotización de vivienda de venta y alquiler, y la de más conflictividad social. La zona, que comprende el Barri Antic, las Escodines y Valldaura, presenta los problemas derivados de su baja densidad de población, del envejecimiento de ésta, de la masiva presencia de inmigración y de la falta de espacios urbanos en condiciones; pero se mantiene el compromiso del Ayuntamiento, que hasta ahora ha tenido más ideas que disponibilidad económica y que durante los próximos cuatro años tendrá, por primera vez, la oportunidad de efectuar una gran inversión en la zona a través del plan de barrios de la Generalitat, que destinará 8,3 millones de euros, y de la propia aportación municipal, que deberá ser como mínimo de la misma cuantía. Para el alcalde de la ciudad, Jordi Valls, tener el casco viejo de la ciudad en "el plan de barrios es un anticipo de la lotería de Navidad".
Manresa espera un proceso similar al que vivió Girona en su fachada frente al Onyar
El futuro palacio de justicia se presenta como un revulsivo para el urbanismo de la zona
La Administración mantiene apuestas firmes, como la construcción del Conservatorio Municipal de Música en la antigua fábrica Balcells (que ya es una realidad) y de unos juzgados donde se unifiquen las dos sedes actuales. La apuesta consiste en abrir la ciudad hacia el río Cardener, mejorando la fachada de la entrada sur de la ciudad, la circulación, la interconexión de barrios a través de un paso elevado de peatones y la calidad social. El alcalde lo explica así: "El objetivo es mejorar la calidad de vida y el atractivo del Barri Antic".
En el barrio cada día hay menos actividad económica, los propietarios de los viejos edificios no obtienen rendimientos y las estructuras se deterioran. Los espacios públicos se encuentran en muy mal estado y la nueva ciudad se ha construido al margen de esta parte de la localidad. Más del 50% de los pisos del barrio antiguo (unos 2.000) están desocupados y el 40% no obtendrían en estos momentos la cédula de habitabilidad. No hay una solución mágica para variar la tendencia, pero el anuncio de una inversión de 16,6 millones de euros abre una puerta a la esperanza.
La inversión pública debe permitir que sean compatibles la atención a las estructuras sociales y urbanas presentes, y la inversión, para poder transformar la fachada sur de Manresa, el balcón al río Cardener, donde se prevé construir el palacio de justicia de Manresa. Este edificio judicial se presenta como un revulsivo para el urbanismo de la zona, desde la entrada a la ciudad por la parte sur hasta la zona más próxima a la plaza de la Reforma, donde se construirá un aparcamiento.
Manresa ha intentado en los últimos 10 años darle la vuelta al calcetín del barrio antiguo, pero ha evolucionado a más velocidad el deterioro que el esfuerzo de transformación.
En el año 1994 se creó la empresa Foment de la Rehabilitació Urbana de Manresa (Forum), que ha impulsado la rehabilitación y la gestión del espacio urbano de la ciudad, y ha comprado casas para ganar espacio público, pero el esfuerzo ha quedado más en lo ejemplar que en lo transformador. En el futuro, el principal logro quizá será haber sentado las bases para la intervención a través del Plan Integral de Rehabilitación del Barri Antic, que ha impulsado el Ayuntamiento y ha contado con la participación ciudadana.
Los avatares de la historia han dejado estos barrios de Manresa con una gran cantidad de edificios que, más que antiguos, son viejos, ya que superan la centuria. La falta de entidad histórica, en cambio, permite reconstruir la ciudad sin demasiados condicionantes, buscando la apertura hacia la futura sede judicial, impulsando la sustitución de edificios de difícil rehabilitación y construyendo vivienda protegida, locales comerciales y aparcamientos, como explica el regidor de Vivienda y Rehabilitación, Ignasi Perramon.
Hay en marcha dos actuaciones, una en el sector de Barreras y otra en el de la Via de Sant Ignasi, una entrada a la ciudad muy degradada. Hay también proyectos de menor envergadura para las zonas de Arbonès y el Balç, los últimos vestigios de la ciudad medieval, que tienen, según los técnicos, un importante valor turístico.
La intervención incluye la construcción de un paso elevado peatonal que unirá las calles del barrio de las Escodines con el núcleo del Barri Antic, así como la apertura de un centro de atención a la mujer y las obras necesarias para eliminar barreras arquitectónicas y mejorar la accesibilidad de un centro cívico, además de programas de atención social, sobre todo para la infancia y los inmigrantes. La tercera edad, otro gran colectivo con problemas, ya recibe atención a través de los programas sociales globlales de la ciudad.
Pero el primer objetivo es la recuperación de población y la ocupación de vivienda y locales comerciales. Perramon asegura que a través del plan también se podrán mejorar los incentivos para la rehabilitación y la inversión en mejoras estructurales en los edificios.
El alcalde, que entiende que ha llegado la hora del barrio viejo de Manresa, ve en el horizonte un proceso similar al que vivió Girona desde el río Onyar hasta la catedral y asegura que habrá un cambio de tendencia porque los barrios a los que ahora se destina inversión pública pasarán a ser zonas de valor similar al de los más pujantes de la ciudad.
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