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Graves incidentes tras la marcha por la muerte del 'okupa' del barrio de Gràcia

11 policías heridos y 4 jóvenes detenidos en la plaza de Sant Jaume de Barcelona

Un total de 11 policías heridos y 4 manifestantes detenidos, según fuentes oficiales, es el balance provisional de los graves incidentes que se registraron ayer en la plaza de Sant Jaume de Barcelona al finalizar la marcha contra la muerte del okupa Roger Albert, agredido por un grupo de skins en las fiestas de Gràcia. La protesta congregó a miles de personas y transcurrió sin incidentes. Tras la marcha, algunos jóvenes lanzaron todo tipo de objetos contra la Generalitat y el Ayuntamiento. Destrozaron sucursales bancarias y mobiliario, quemaron basuras y se enfrentaron a la policía, que respondió con una carga.

La actitud de los manifestantes, muchos de ellos encapuchados, fue de tal violencia que los agentes antidisturbios de la Guardia Urbana tuvieron que replegarse en el interior del Ayuntamiento. Volaban piedras, semáforos, botellas, sillas y taburetes del bar Bocatta de la esquina. El belén del consistorio quedó arrasado y los manifestantes también acabaron con los cristales de las dos sucursales bancarias de la plaza, en cuyo interior causaron destrozos, sacaron las sillas a la calle y les prendieron fuego.

Después de centrarse en la fachada del Ayuntamiento, los manifestantes se dirigieron a la de la Generalitat. También contra ésta lanzaron todo tipo de objetos, entre ellos las macetas que formaban parte del belén. Ante la respuesta de los agentes antidisturbios del cuerpo de los Mossos d'Esquadra se produjo una estampida de manifestantes a uno y otro lado de la plaza, por la calle de Ferran, hacia La Rambla y la Via Laietana, que arrasaron a su paso. En pleno frenesí de compras navideñas, algunos comercios bajaron las persianas a toda velocidad, ante la cara de susto de los clientes al presenciar la batalla campal entre manifestantes y agentes.

La agresiva actitud de ayer de los concentrados sorprendió por la rapidez con la que se pasó de una relativa calma a un escenario de caos. Pasados pocos minutos de las 20.30, la manifestación había finalizado, se había leído el manifiesto e incluso a través del megáfono se había dado por finalizada la protesta. Alguien lanzó dos botellas y a partir de ahí la situación se desbordó y se caracterizó por la actitud desafiante de los manifestantes con la policía, a la que se enfrentaron de un modo insólito.

La manifestación congregó a miles de jóvenes: 10.000, según la organización, y 2.000, según la Guardia Urbana. Convocada por entidades como la Coordinadora Antifeixista de Gràcia, la Asamblea de Okupas de Barcelona o el casal La Torna, entre otras, partió de la plaza de Urquinaona. En primer lugar los manifestantes subieron hasta la sede del Departamento de Justicia, en cuya fachada lanzaron pintura y realizaron pintadas con lemas como "Roger no oblidem", "No nazi" y "Sang per sang".

"Queremos denunciar las tres complicidades de la muerte de Roger: la judicial, porque dejó libre al asesino; la policial, porque minimizaron los hechos, como por ejemplo el arma agresora, y la política, porque las autoridades reaccionaron demasiado tarde, cuando murió", explicaba a esas alturas David Fernández, del casal La Torna.

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De acuerdo con estos argumentos, y con un grupo de encapuchados haciendo pintadas a lo largo de toda la Via Laietana, la marcha también se detuvo frente a la Jefatura Superior de Policía. Allí, momentos antes de entrar en la plaza de Sant Jaume, volvieron a lanzar pintura, esta vez sobre dos furgonetas, y depositaron sobre el suelo muñecos que representaban personas heridas.

Roger Albert, de 25 años, murió el pasado día 10 tras permanecer en coma durante cuatro meses como consecuencia de la agresión de un grupo de cabezas rapadas durante la madrugada del pasado 15 de agosto, cuando arrancaban las fiestas de Gràcia. La policía detuvo entonces al presunto agresor, Aitor D. C., de 25 años, originario de Valencia y de estética skin, pero al día siguiente el titular del Juzgado de Instrucción número 11 de Barcelona le dejó en libertad bajo una fianza de 3.000 euros. No fue hasta que se produjo la muerte del joven barcelonés que el juez le imputó un delito de homicidio y dictó una orden de detención.

En un acto oficial frente a la sede del distrito de Gràcia, el concejal Ricard Martínez condenó ayer por la tarde la agresión y aseguró que el consistorio ha iniciado los trámites para personarse como acusación particular en el juicio contra el agresor.

Agentes de la policía durante los disturbios de ayer en la calle de Ferran.
Agentes de la policía durante los disturbios de ayer en la calle de Ferran.GUILLEM VALLE

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