"Quiero universitarios que sean ciudadanos del mundo"
Tenía la convicción que iba a ganar en estas elecciones a rector, confiaba en su propuesta y en su equipo. Ignacio Jiménez Raneda (Alagón, 1951, Zaragoza), catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, se convertirá en el quinto rector de la Universidad de Alicante, tras haber conseguido el 54,5% del voto en las primeras elecciones que se celebraron por sufragio universal. A partir de enero, cuando sea nombrado oficialmente, tiene sobre la mesa varios retos importantes: agilizar el proyecto de ampliación del campus y mejorar la calidad docente aprovechando la reforma europea de los estudios.
P. ¿Qué balance hace del resultado electoral?
R. Estoy satisfecho y contento, nuestra candidatura ha obtenido un amplio respaldo entre todos los colectivos universitarios. El respaldo ha sido suficiente y por eso soy consciente que asumo una gran responsabilidad.
"La trayectoría de esta Universidad ha sido positiva, y nunca hemos perdido el norte"
"Transmitiré a todos que invertir en la Universidad es apostar por el futuro"
"La campaña electoral me ha permitido concretar problemas que antes intuía"
P. ¿Esperaba este resultado?
R. Estaba esperanzado, porque en las reuniones que mantenía detecté una gran receptividad hacia mis propuestas.
P. ¿Cómo valora el desarrollo de la campaña?
R. Me ha permitido conocer mejor la Universidad, concretar algunos problemas que antes intuía pero que no tenía tan claros, y otros incluso que desconocía. Ha sido muy enriquecedor.
P. ¿Qué cosas ha descubierto?
R. Por ejemplo, conocer al detalle cómo en Trabajo Social se ha puesto en marcha un plan piloto de incorporación de sus estudios a la metodología de Bolonia para mí ha sido importantísimo.
P. ¿Y en el desarrollo de la campaña, cómo valora la actitud de la otra candidatura?
R. Me he querido mantener al margen, centrarme en los actos propios y no distraerme con cuestiones que son circunstanciales.
P. En algún debate el otro candidato dijo que la Universidad de Alicante estaba desorientada.
R. Yo creo que fue un desacierto, la Universidad de Alicante tiene 25 años de historia y su trayectoria ha sido positiva, siempre se habrán cometido errores, pero nunca hemos perdido el norte. Estoy en total desacuerdo con esta afirmación y creo que él mismo no quería decir eso. Todos estamos muy contentos de pertenecer a esta Universidad, aunque tengamos problemas.
P. ¿Con un 41% de los votos que obtuvo Díez teme encontrarse con oposición permanente?
R. Creo que no, este resultado refleja que Juan José Díez es popular y conocido en el campus, pero eso no significa que la gente que le apoyó ni estaba, ni está, ni estará contra mí. Muchos de ellos me han felicitado y apoyan el trabajo conjunto. No podemos extrapolar estos resultados como si fueran políticos. En la Universidad la confrontación electoral no se mantiene.
P. La participación de los estudiantes ha aumentado...
R. Ha mejorado sensiblemente, creo que la participación directa ha sido un aliciente, aunque un 13% de participación es inferior a la deseable, por eso debemos reflexionar para incentivarles y hacer que se impliquen más.
P. Entre el profesorado ayudante y asociado usted ha cosechado un amplio respaldo...
R. Creo que estos colectivos han pensado que soy serio y nuestro programa conoce sus problemas y eso les otorga confianza.
P. Antes comentaba que esta Universidad no ha perdido el norte, ¿hacia dónde va?
R. Debe ser una Universidad abierta al exterior, y ese proceso es irreversible.
P. ¿Por qué es irreversible?
R. Los colectivos universitarios son conscientes de ellos, una vez que se alcanza la internacionalización es difícil volver atrás. Un profesor que va a congresos, participa de redes internacionales y viaja sigue haciéndolo cada vez con más entusiasmo.
P. Por eso su enérgica defensa del espacio europeo...
R. Y debemos convencer a los alumnos de las ventajas para su formación de la movilidad internacional, mi objetivo es tener universitarios que sean ciudadanos del mundo y que se formen en los campus europeos.
P. Pero para eso hace falta mucho dinero y políticas activas.
R. Efectivamente, ahora en movilidad de alumnos estamos a la cabeza, pero debemos continuar buscando fórmulas para universalizar estos intercambios. En los presupuestos reforzaremos especialmente esta actividad, y luego estableceremos convenios con bancos para que asuman estos viajes y también pretendo implicar a los Ayuntamientos. Creo que es importante que un Ayuntamiento facilite que sus alumnos puedan ir al extranjero para formarse mejor, porque luego esa inversión recalará en el municipio. Y me gustaría que no hubiera discrimación económica en relación a la voluntad de moverse por el mundo, que cualquier alumno con un buen expediente académico no deba renunciar a estudiar fuera por la situación económica familiar. Por eso aumentaremos la cuantía de las ayudas en función de la renta de los padres, y en esto se nota la sensibilidad social de mi candidatura al rectorado.
P. Con el proceso de convergencia europea pretende mejorar la calidad docente, ¿cómo piensa hacerlo?
R. La metodología de Bolonia cambia el proceso radicalmente. Cuando yo estudiaba había gente que sabía y transmitía sus conocimientos a agentes pasivos que escuchaban. Ahora el centro de atención del proceso educativo es el alumno, y los créditos se medirán en función del esfuerzo del alumno y no del profesor. Es una nueva filosofía de un proceso muy individualizado y personal. Requiere un esfuerzo, más trabajo y más dinero, porque hacen falta más profesores y más espacio para aulas y laboratorios. Será provechoso, y por eso debemos hacerlo bien, es una ocasión que no podemos perder.
P. ¿Y por esos problemas de falta de espacio defiende con ímpetu la ampliación del campus?
R. Tenemos un campus bonito, pero los edificios actuales están saturados, necesitamos espacios para aulas, despachos y labotorios. No podemos construir más en el campus actual, para hacerlo deberíamos cambiar la normativa urbanística, pero no pretendo dar un paso atrás. Esta Universidad no debe renunciar a este campus, y tenemos terreno suficiente para poder crecer.
P. Su precesor, Salvador Ordoñez, criticó hace unos días el escaso interés del Gobierno del PP en este proyecto...
R. No quiero hacer valoraciones políticas, ni polemizar con Ordóñez, pero recuerdo cómo el Ayuntamiento de Sant Vicent, en manos del PP, ha previsto dotar de suelo a la Universidad para instalar la Facultad de Ciencias de la Educación..
P. ¿Espera la misma actitud en las otras Administraciones?
R. Evidentemente, pero de todas (local, autonómica y estatal). Para lograrlo utilizaré toda mi capacidad de persuasión, es decir transmitiré a todos que invertir en Universidad es apostar por el futuro, y hablo de inversión, no de gasto. Si queremos que las generaciones futuras tengan una buena formación y construir una sociedad dinámica, activa y rica es necesario aumentar la cualificación profesional.
P. ¿Qué pide en concreto a las Administraciones?
R. Por un lado que sea fácil acometer las modificaciones urbanísticas necesarias y un plan de inversiones que nos permita planificar el futuro.
P. La situación financiera de las universidades valencianas está pendiente siempre de un hilo. Como rector electo, ¿cómo valora esta incertidumbre?
R. El documento firmado entre el presidente Camps y los rectores nos permitirá cerrar el ejercicio presupuestario de 2004 y programar el 2005, eso es importante. Pero carecemos de criterios para el futuro. A partir de 2006 no tenemos un marco de financiación claro, y como la Universidad se dedica a hacer planes de futuro necesitamos conocer qué circunstancias económicas afrontaremos. Lo firmado es positivo, pero hace falta un nuevo plan con el apoyo de todos.
P. ¿Y en inversiones?
R. No tenemos un plan de inversiones y eso es una carencia relevante porque no podemos programar la construcción de nuevos edificios. Necesitamos saber la inversión que está prevista por parte de la Generalitat para poder crecer.
P. Por último, ¿qué cambiaría de la LOU?
R. Uff, el sistema de habilitación, seguro, el número de plazas que han creado ha sido muy reducido, y también los tipos de profesorado que marca la LOU son discutibles como la figura del colaborador. Esta ley no permite que la gente joven con un buen expediente se quede en la Universidad, debe estar dos años haciendo el doctorado, y eso provoca que los mejores estudiantes no se vinculen al campus de origen, a no ser que sus padres sean ricos.
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