El héroe quebrantado
Quiero expresar mi desacuerdo con la decisión de la Comunidad de Madrid de acompañar la Medalla al Mérito Ciudadano, otorgada al camionero Santiago Mero, con una dotación económica de 60.000 euros. Me parece incuestionable el valor que demostró este hombre al arrancar de las llamas a dos víctimas inocentes de un kamikaze, pero si por algo se caracterizan los héroes es por su altruismo. Los ciudadanos reconocemos la hazaña y pensamos lo que habrá supuesto para la familia del matrimonio fallecido en el accidente que esos dos niños hayan sobrevivido al mismo. Santiago es un héroe, pero no debemos cuantificar su acción en términos económicos.
Son muchas las personas que a diario salvan vidas en los accidentes de tráfico y no reciben medallas ni premios por ello. Es cierto que la historia de la A-1 nos conmocionó a todos por la crueldad de los hechos, pero si alguien va a necesitar esos 60.000 euros son los niños a los que salvó Mero.
Probablemente la Comunidad haya pensado en ellos y vaya a colaborar con esa familia rota. Aun así, considero que ese dinero debería destinarse a los verdaderamente damnificados por el accidente. A pesar de sentirse apesadumbrado por no haber podido salvar la vida a los padres de los niños, Santiago Mero debería estar satisfecho porque aquella noche su comportamiento nos hizo a muchos reconciliarnos con la condición humana. La cuantía económica que se le ha concedido es la misma que recibió la familia del geo Francisco Javier Torronteras, que perdió la vida en Leganés en una explosión provocada por terroristas relacionados con el 11-M. Santiago Mero no ha perdido nada ni a nadie, sino que ha ganado dignidad y ha salvado la vida de dos niños que tienen toda la vida por delante para agradecérselo.
