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De la Torre defiende la pintura como la expresión más pura del hombre

Armado sólo con pinceles y lienzos, Paco de la Torre (Almería, 1965) se empecina en una radical defensa de la técnica pictórica como expresión más pura del ser humano, anterior al lenguaje y conectada con los orígenes del hombre a través del color. Bajo el título Todo será, De la Torre exhibe hasta mediados de enero en Pamplona 24 de sus últimos trabajos elaborados a caballo entre 2003 y 2004.

Cuando muchos empiezan a dudar de ella, la pintura se convierte en manos de De la Torre en instrumento perfecto de expresión para disputar a las vanguardias multimedia la vigencia del arte. "Fotografía, instalaciones o videoarte son expresiones nuevas a las que la pintura sobrevivirá sin ninguna duda", asegura el pintor, quien ha aprovechado la invitación de la sala de arte de la Universidad Pública de Navarra para mostrar algunos ejemplos de su investigación sobre el color.Interesado por el nacimiento de la imagen y apasionado por el medio pictórico, De la Torre no ha renunciado a la figuración, recorrió el túnel de la metafísica italiana, exploró en Giotto y Morandi y ha alcanzado la melancolía y la precisión de la estripe de Giorgio de Chirico.

Pinta en sus óleos un mundo onírico colonizado por aires de surrealismo abstracto. El catálogo de la exposición, que incluye bocetos y dibujos previos, demuestra el interés que el autor otorga a la dicotomía entre la visión de una pintura -instantánea, global- y su proceso de plasmación -gradual, cambiante-. A contracorriente, denostando la consideración pictórica como un aire del pasado, los lienzos de De la Torre buscan la esencia de las formas en su composición interior más que el resultado de una plasmación externa. Son formas de un repertorio iconográfico que en su origen fueron ideas o conceptos de los que De la Torre ha extraído sus atributos internos. "Me preocupa el nacimiento de la imagen", afirma el artista, quien da cuerpo poético a imágenes mentales de un depurado proceso de decantación pictórica.

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