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Crónica:FÚTBOL | Copa de la UEFA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Zaragoza cumple ante el Brujas

El conjunto de Víctor Muñoz se agarra a su fortaleza defensiva para certificar su pase

Jordi Quixano

El Zaragoza empató con el Brujas para certificar su pase, para redondear el día aragonés. La plaza del Pilar, la más importante de Zaragoza, se llenó de gente para celebrar la confirmación de la ciudad como sede de la Expo 2008, para animar, de paso y de corrido, al Zaragoza en su aventura europea. Con un fútbol sólido, sin complicaciones pero efectivo, el cuadro maño soliviantó sus recientes penas ligueras con su pase, como segundo de grupo, a los dieciseisavos de final de la UEFA. El rival, el Brujas, apuró sus opciones e ilusiones. Pero no le salió bien a los belgas, porque el Austria de Viena ganó al Utrecht y les privó de ser terceros de grupo.La solidez defensiva aragonesa, la mayor experiencia en situaciones límites, como la final de la Copa del año pasado ante el Madrid o la Supercopa contra el Valencia, y la confianza, fueron escollos insuperables para los belgas.

BRUJAS 1 - ZARAGOZA 1

Brujas: Butina; De Cock, Simons, Spilar, Van der Heyden; Ceh (Van Tornhout, m.87), Clement, Gvozdenovic (Roelandts, m. 45), Englebert, Verheyen (Van Torhout, m. 83); y Lange.

Zaragoza: Luis García; Poncio, Toledo, Álvaro, Milito; Movilla, Zapater (Soriano, m. 65), Cani, Savio (Gallettil, m. 65), Óscar (Camacho, m. 85); Villa.

Goles: 0-1. M. 43. Savio. 1-1. M. 68. Ceh.

Árbitro: Floran Meyer. Amonestó a Zapater, Clement, Spilar, Galletti, Cani, De Cock, Savio, Simons y Luis García. Expulsó a Spilar (m.76).

Estadio Jan Bryedel, 30.000 espectadores.

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El encuentro fue un quiero y no puedo, un claudicar ante la férrea defensa rival. Los dos equipos eligieron diferentes métodos de ataque, pero, a excepción de los dos tantos puntuales, obtuvieron idéntico resultado. El Brujas, necesitado de puntos, replegó sus líneas y aguantó las embestidas con orden, con paciencia. Hasta poseer el balón, y entonces, con ahínco, buscó pases por arriba, en profundidad, largos e imprecisos. Pero abusó del recurso, de la que era su única vía para cercar el marco rival, al hacerlo sin medida, sin precisión. Los centrales del Zaragoza, no obstante, comandaron con solvencia una defensa adelantada que hizo caer continuamente a los belgas en la trampa del fuera de juego. Los de Víctor Muñoz atacaron como de costumbre: pases cortos en la defensa hasta encontrar a Movilla, que, a su vez, abría a uno de los costados. Desde ahí, desde la banda, se colgaron balones que buscaban la cabeza de Villa. Pero la altura de la zaga belga fue otro obstáculo insuperable.

Empecinado el cuadro aragonés en ello, acabó por obtener recompensa. Cani, pragmático como le reclama La Romareda, recogió el balón pegado a la línea de cal y recortó hacia el interior para colgar un balón al borde del área chica, a la cabeza de Savio. El brasileño, acomodando el golpeo con un ligero movimiento hacia atrás, remató de vaselina, a contrapié del meta belga.

Después, desde que salieron los zaragocistas por segunda vez del túnel de vestuarios, las triangulaciones funcionaron, los laterales doblaron y los medios circularon el balón con criterio. Zapater, la joven perla acomodada en el primer equipo, se encargó de hacerlo al volcarse con la verticalidad. Pero cuando todo parecía sentenciado, cuando más dominaba el cuadro maño, el Brujas empató. Un empate que no le sirvió, pero que sirvió al Zaragoza para continuar en la UEFA, para redondear el día maño.

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