Partido de recreo para el Villarreal

Desprestigiada por el lujo de la Liga de Campeones, la Copa de la UEFA todavía esconde partidos que más parecen un entrenamiento o un choque de patio de colegio que un encuentro internacional. No se puede decir otra cosa del paseo que se dio ayer el Villarreal ante un tal Egaleo, de la Liga griega, aunque pareciera más bien un equipo de categorías regionales de España. El conjunto de Pellegrini, ya clasificado para la siguiente ronda, se divirtió de lo lindo. Sobre todo los más jóvenes, claro, los chavales que ha impulsado el club desde su cantera. Casos de Font y Cazorla, como mejores ejemplos. El fogeo de esta temporada entre los grandes les ha sentado fenomenal y ya ejercen de jugadores curtidos. Ante el Egaleo, sin duda que les sobraban cualidades.

La ausencia de Riquelme, a quien se le dio descanso, también contribuyó a ello. El argentino condiciona tanto el estilo de su equipo que todo gira a su alrededor, para bien o para mal. Tan pronto se saca de la chistera una gran asistencia como ralentiza el juego del grupo. Y los demás pierden protagonismo. Ausente ayer Riquelme, Font y Cazorla sacaron a relucir todo su descaro en el campo. El Egaleo cedió el terreno y la pelota, y ofreció todas las facilidades del mundo. El Villareal jugó como quiso, por las bandas, que eran dos autopistas, y por el centro, un pasillo sin peaje alguno. Y acumuló ocasiones de todos los tipos. Los goles cayeron por inercia, como fruta madura.

Font, excepcional en la dirección, hizo el primero tras, cómo no, un regalo del Egaleo. Entre tres defensas griegos se estorbaron y el balón le llegó al canterano, que fusiló a Sidibe. Cazorla caracoleó luego en exceso en la frontal y perdió su ocasión. También José Mari, desacertado pese a las tremendas concesiones del conjunto griego. El Villarreal se permitió hasta ciertos lujos defensivos, como varios pases horizontales, ante la debilidad de los delanteros rivales, que veían pasar la pelota sin ninguna intención.

Guayre, lanzado en el inicio de temporada, explotó otra vez su velocidad para marcar su séptimo gol del curso en una jugada preciosa. Se coló entre dos defensas en el vértice del área, regateó a un tercero y batió al meta por el palo largo. Sidibe no movió ni los pies ni las manos, sólo el cuello para seguir con la mirada el balón hasta su red. El bailoteo era tal que hasta Javi Venta, lateral, corrió al ataque para sumar su gol en una gran llegada. Cazorla obtuvo su recompensa con el cuarto tanto, un premio merecido a su inteligencia y a sus ganas. Los jugadores del Egaleo no pudieron más que recurrir al pelotazo y a dar alguna que otra patada, como Christou a Cazorla. El Villarreal acabó el partido con un equipo lleno de canteranos, jovencísimo, pero de gran calidad. Todos se divertían. Como si fuera un partido de recreo entre amigos.