Arturo Pérez-Reverte conversa con sus amigos Rafael de Cózar y Juan Eslava Galán sobre 'Cabo Trafalgar'
Arturo Pérez-Reverte se reunió ayer para conversar con sus dos amigos y también escritores Juan Eslava Galán y Rafael de Cózar. Los tres hablaron de Cabo Trafalgar (Alfaguara), la última novela de Pérez-Reverte, en el Hotel Alfonso XIII en el marco del Aula de Cultura ABC Sevilla. El 21 de octubre de 1805 se produjo una de las derrotas más dramáticas de la armada española. Inglaterra confirmó su dominio de las olas, mientras que España se precipitaba en caída libre en una decadencia que culminaría casi un siglo más tarde con el desastre del 98.
Treinta y tres navíos de línea, cinco fragatas y dos bergantines francoespañoles combatieron contra veintisiete navíos de línea, cuatro fragatas, una goleta y una balandra ingleses.
Pérez-Reverte ha hecho uso de una amplísima documentación para escribir esta novela. Eslava Galán hizo hincapié en "todo ese cúmulo de información" y elogió que "el andamiaje de la novela", tan rico y complejo, no se note en su superficie. Pérez-Reverte comentó que ha huido del error de meter todo ese material documental. "Todo aquello que no es útil para la acción sobra. No se trataba de coger y hacer un refrito de Galdós más dos libros. Quería meter a un lector de ahora -desde un chaval de 15 años a un señor de 80- dentro del barco, y eso requería una estrategia. Lo importante es que funcione", afirmó Pérez-Reverte.
"Quería que al terminar la novela el lector supiera por qué luchamos y por qué nos dieron en la cresta", agregó el autor de Cabo Trafalgar. "Un barco de entonces era una obra maestra de la ingeniería. Aquellos barcos eran obras de arte. Toda esa enorme máquina moviéndose en el mar. Quería que el lector se sintiera dentro del barco", aseveró.
De Cózar hizo referencia a cómo Pérez-Reverte arremete contra los poderosos de aquella época, como Godoy y el resto de personajes que llevaron a España al desastre. "Quería contar que han pasado dos siglos y seguimos siendo tan incompetentes, cutres y casposos para estas cosas como lo éramos entonces. Al principio del siglo XXI hemos tenido un par de Trafalgares en pequeña escala", explicó Pérez-Reverte. "Cuando ves lo del Yak-42 y lo del 11-M, vas viendo los Trafalgares sucesivos", agregó. "Tengo mis obsesiones, mis ideas fijas y cosas de las que no me puedo librar. El hecho de que siempre seguimos en manos de los mismos Godoys produce un dolor tremendo", dijo Pérez-Reverte, que contrapuso su postura pesimista a la de Eslava Galán. "Juan es optimista. Cree en el progreso", indicó Pérez-Reverte. "Cuando miro hacia atrás, creo que algo vamos adelantando", le contestó Eslava Galán.
"Aquí nadie tiene nunca la culpa de nada", señaló Pérez-Reverte. Y recordó el desastre de la Armada Invencible como otro de los fracasos militares españoles de los que nadie quiso hacerse responsable.
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