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Reportaje:

Cosas que uno cree reconocer

Valentín Vallhonrat presenta en el Espai Miserachs de la Virreina una inquietante exposición sobre la historia y la fotografía

Al principio lo que sorprende es la bella atmósfera nocturna de estos monumentos tan reconocibles. Retratados a la luz de la luna o justo en el momento del amanecer o el atardecer, los perfiles azules de estos grandes monumentos de la humanidad (las pirámides, la basílica de San Pedro, la catedral de Notre Dame, los accesos a la Ciudad Prohibida de Pekín...) parecen más espirituales que nunca, inquietantes y silenciosos pese a ese toque de realidad que les otorgan las riadas de turistas que los ocupan sin misericordia. Pero son tan apetecibles, los tenemos tan interiorizados, que cuesta darse cuenta de la trampa que ha permitido fotografiarlos desde estas posiciones tan inequívocas y claras.

Valentín Vallhonrat (Madrid, 1956) ha utilizado para fotografiar estos venerables edificios las reglas que estableció en el siglo XIX Violet-le-Duc para retratar los monumentos en una época en la que la fotografía en papel aún estaba en sus inicios y las referencias eran los dibujos y grabados. Era el momento en el que, explica Vallhonrat, "empezó a establecerse que lo que está fotografiado existe". Se trataba, decía Violet-le-Duc, de fotografiar el monumento desde su eje central, y el horizonte debía colocarse a dos tercios o tres cuartos. Era algo difícil, por no decir imposible, de realizar en la mayoría de los edificios debido a su tamaño y al hecho de que en general estos monumentos suelen estar rodeados de otros edificios que impiden la perspectiva. "Violet-le-Duc mandó a 10 fotógrafos por toda Francia a retratar monumentos con estas reglas, pero no coincide lo que él quería con lo que pudieron hacer estos fotógrafos", explica. "Para ello hubiera sido necesario que los fotógrafos tuvieran alas, y los fotógrafos no vuelan, vuelan los ángeles". Por eso la exposición que hasta el 20 de febrero se presenta en el Espai Misserachs del Palau de la Virreina de Barcelona lleva por título Vuelo de ángel, porque éstas sí parecen hechas por seres voladores.

Una mirada atenta descubre al poco la trampa, sobre todo si uno se fija en lo que ve en lugar de en lo que sabe. Vallhonrat ha fotografiado maquetas de estos monumentos que pueden encontrarse en los muchos parques temáticos que existen en el mundo, sobre todo en Asia. Se entiende entonces su perfección, su detalle, su estática grandeza. "Ésta es una exposición fotográfica y también una exposición sobre la fotografía", indica Iván de la Nuez, responsable de exposiciones de la Virreina. "En el fondo es una exposición sobre el poder, sobre el poder mitificador de los edificios y el poder desmitificador de la fotografía". Y sí, es tan sofisticada y bella como esto. Toda una reflexión sobre el monumento, la percepción, la fotografía y la historia. La serie, 42 fotografías de gran formato, la mayoría de las cuales son de tirada única, se presenta por primera vez completa en esta exposición, acompañada del catálogo editado por Lunwerg, si bien se habían ido mostrando parcialmente algunas fotografías en otras exhibiciones.

"Para mí la exposición no habla tanto del poder como de la espiritualidad", comenta Vallhonrat. "De un espíritu encajonado, aprisionado en este poder que lo invade todo". Y tampoco es, añade, una exposición sobre la mentira; en todo caso alude al fracaso de una ilusión imposible que, sin embargo, seguimos considerando el canon aceptable mediante el cual reconocemos estos edificios. El trabajo de Vallhonrat parece una llamada de atención que nos anima a confiar en nuestra experiencia, a desconfiar de los sentidos, pero al mismo tiempo, en otro discurso paralelo, refleja un mundo mágico de edficios que siguen fascinándonos aun reconociendo su falsedad.

El artista trabaja habitualmente por series y en cada una de ellas utiliza una técnica y una estética que otorgan nuevo sentido al tema. "Ahora estoy trabajando con armas y las trato con el lenguaje de la publicidad para mostrar que la violencia se puede retratar con belleza".

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