El ministro del Interior de Francia quiere obligar a los imanes a que hablen la lengua del país

Dominique de Villepin, el ministro francés del Interior, quiere que el islam pase a ser en Francia una religión como las demás. Para conseguirlo no cede, como su predecesor Nicolas Sarkozy, a la tentación comunitarista, sino que dice querer aplicar "la República, toda la República, La ley, toda la ley". Y para que quede bien claro que su discurso es distinto del de Sarkozy, que cuestionaba la vigencia de la ley de 1905 que establece la separación entre Iglesia y Estado en Francia, Villepin acaba de publicar un prefacio a una reedición de los textos fundadores en defensa de la citada ley.

Para Villepin, el número de musulmanes practicantes en Francia "es más o menos el mismo que en las otras religiones: un 10%" sobre un total estimado de cinco millones. "De las 1.685 mezquitas censadas en octubre de 2004, apenas 50 pueden considerarse afines a corrientes radicales", declaró el ministro al diario Le Parisien al tiempo que desvelaba su mayor preocupación: "De los 1.200 imanes que hoy ejercen en nuestro país, un 75% no son franceses y un tercio no habla nuestra lengua". Villepin quiere "imanes franceses que hablen francés".

Los proyectos del ministro pasan por organizar cursos de aprendizaje de francés para esos predicadores porque "es inaceptable que no conozcan nuestro idioma" y, sobre todo, por controlar la financiación del islam "porque hoy las modalidades vigentes no son satisfactorias, y el dinero, el procedente del extranjero, circula sin ningún control".

Villepin quiere crear una fundación que escape a la vigilancia del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), un organismo ideado por Sarkozy y que de inmediato ha quedado bajo el control de un islam próximo a los integristas, el de Hermanos Musulmanes. En definitiva, Villepin sabe que no puede seguir apoyándose en la oficialista y desprestigiada mezquita de París y cree tener una alternativa al explosivo CCFM.