Alberti sigue haciendo la revolución

Rafael Alberti regresa esta semana a Cuba, quizá más lúcido, oportuno y rejuvenecido que nunca. El motivo de dicho retorno es el documental Alberti, fascinación y compromiso, la única cinta española seleccionada para el Festival de Cine de La Habana que comienza estos días. La película, realizada por la Diputación Provincial de Cádiz con la colaboración de la Junta de Andalucía, Cined y La Caixa, trata de explicar la síntesis de literatura y política que se dio en la obra del poeta portuense, demorándose en su militancia comunista, su afinidad con la revolución cubana y las amistades que hizo en la mayor de las Antillas.

Dirigido por Fernando Santiago y con producción de Óscar Díaz y Salvador Celada, Alberti, fascinación y compromiso rescata, a lo largo de una hora, imágenes y testimonios que dan fe de la lucha del poeta para defender sus ideales. Según el director, la idea del documental surgió a raíz de un trabajo anterior del Servicio de Vídeo de la Diputación gaditana, Encuentro en Altagracia.

"Habíamos conseguido hacer un pequeño fondo de materiales audiovisuales, y pensamos que podría ser una buena idea hablar del compromiso en Alberti y vincularlo a todas las movilizaciones que hubo en España contra la guerra. De hecho, el final de la cinta trata de reflejar qué habría dicho Alberti si viviera. Nos preguntamos qué habría ocurrido, cómo habría interpretado todos estos acontecimientos", explica Fernando Santiago.

Con la ayuda de fondos cedidos por diversas instituciones cubanas, por el Partido Comunista de España (PCE) y Televisión Española, el equipo de Alberti, fascinación y compromiso cumplió con su tarea durante el otoño de 2003, rodando en La Habana, Madrid y Cádiz. En el documental, estas ciudades se funden y confunden bajo una galería de personajes llamados a evocar el aliento humano e ideológico del poeta: Luis García Montero, uno de los más esforzados estudiosos de la poesía albertiana; Aitana Alberti, hija del poeta y María Teresa León; Ángel Augier, investigador y cronista de Alberti en Cuba; los poetas Pablo Armando Fernández, Indio Nabori y Dulce María Loynaz; el historiador Eusebio Leal, y Nicolás H. Guillén, nieto de Nicolás Guillén, son algunos de los rostros que desfilan ante la cámara para reconstruir el idilio entre el autor de Sobre los ángeles y el sueño de los barbudos de la Sierra Maestra.

"A Cuba la entiendo perfectamente. Cuando estoy en Cádiz me acuerdo muchísimo de La Habana. Soy una especie de gaditano habanero", dice un nostálgico Rafael Alberti en los primeros compases de la película, mirando al mar que separa ambas ciudades. En Alberti, fascinación y compromiso, esa nostalgia se justifica con los estrechos lazos de amistad que el poeta hizo con el pueblo cubano.

El filme resume muchos momentos memorables, como la condecoración que Alberti obtuvo de Fidel Castro y la complicidad que surgió entre ambos, la fiesta que reunió al poeta en Guanabacoa con el pianista cubano Bola de Nieve, o la lectura al alimón que ofreció junto a Nicolás Guillén en la primera fiesta del PCE, en 1978.

Ante el inminente comienzo del Festival de La Habana, Fernando Santiago afirma: "Para nosotros ya es un orgullo estar allí, aunque no nos den ningún premio. Somos conscientes de que llegamos con una pequeña desventaja, porque está rodado en vídeo y con un presupuesto no muy alto, de unos cinco o seis millones de pesetas", comenta.

Para el director, el premio anticipado de este trabajo fue la posibilidad de saldar una deuda de gratitud con el autor de Marinero en tierra. "Desde el año 77, Alberti significa algo muy importante para mí, a nivel personal. Me divertí muchísimo haciendo este documental", asegura Santiago.

"Creo que se trata de un grandísimo poeta, quizá tapado en ocasiones por otro autor excepcional como fue Federico García Lorca. De lo que no caben dudas es de que, entre todos los nombres de la generación del 27, fue el gran adalid del compromiso político. Lo que hizo perdurará en el tiempo, y todos los poetas futuros seguirán bebiendo de él", apostilla Fernando Santiago.